Figura 1. Herramientas de visualización y comunicación (dibujo: MSimon)
Frente al control de las multinacionales, nuestra rebeldía fértil
En este contexto privatizador, conservar, recuperar, reproducir semillas se convierte en un acto de resistencia y defensa de los bienes comunes
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Los medios: herramientas de visualización, comunicación y gestión
¿Qué podemos hacer desde nuestra condición de urbanitas para reivindicar las semillas y los saberes campesinos? Como con tantos otros frentes podemos campañear, apoyar proyectos agroecológicos… y aprender y entender el valor de las semillas y del saber hacer campesino para lograr sistemas alimentarios más resilientes.
Con esa idea un pequeño grupo de mujeres, implicadas en una cooperativa agroecológica próxima a Madrid, nos lanzamos hace casi un año a montar un semillero urbano con el que aprender sobre el manejo colectivo de semillas. La huertAula Cantarranas (huerto comunitario de la universidad complutense) nos acogió, nos facilitó el acceso a sus instalaciones y compartió con nosotras sus conocimientos. Con el tiempo gentes de la coope y gentes del huerto nos hemos fusionado en un interesante comando semillero.
Nos propusimos desarrollar herramientas (Fig 1.) para las diversas personas que nos movemos por el huerto, que facilitaran el manejo de las semillas y nos permitieran comunicarnos y poner en común lo que hacemos con ellas.
Entre Noemí y Marian pensamos herramientas visuales que permitieran saber qué semillas hay y seguir el rastro a lo que pasa con ellas, que permtieran reconocer si conseguimos cerrar los ciclos o no y cuánto de los que cultivamos viene de semillas obtenidas en el propio huerto. Es un intento para que todas vayamos enterándonos de lo que supone el ciclo productivo y de la vida y los cuidados que necesitan las semillas y las plantas, un pasito más en la alfabetización agroecológica que tanto necesitamos.
Por eso incluíamos también herramientas para compartir las historias de las semillas que llegan hasta la huerta. Son elementos que complementan la tradicional base de datos, que sigue siendo el instrumento básico de gestión (y que podría ser muy útil para la planificación) pero que, por experiencia sabemos que solo utiliza una pequeña parte de las gentes del huerto.
Explicamos a continuación dos de estas herramientas, cómo se preparan y cómo funcionan
La pizarra del huerto
El orden de las familias guarda relación con la rotación de cultivos por nivel de exigencia en cuanto a requerimientos de nutrientes en el suelo. Se asigna un código de colores a cada familia, que se repite en el resto de las herramientas, para facilitar la comprensión.
¿Cómo se hace la pizarra?
Utilizamos una base ligera, de cartón pluma, reciclada del taller de maquetas de la Escuela de Arquitectura. Aplicamos dos capas de pintura metalizada para pintar las columnas, que se corresponden con el listado de plantas y los cuatro lugares del huerto por donde van pasando las plantas. Usamos pintura metalizada imantada, que luego nos permitirá utilizar los imanes para desplegar información sobre el número de variedades de cada planta.
De la rotulación, se encargó Jimena, amante de la caligrafía carolingia, que pluma en ristre, escribió cuidadosamente los nombres de familias y plantas.
La caja de fichas
La caja con las fichas sirve para “rastrear” el itinerario de las semillas y plantas en el huerto. Cada variedad tiene una ficha (Figura 4), con una descripción básica en el envés y una tabla de movimientos en el revés. Cada persona que trabaja sobre las semillas, lo apunta en la ficha: si hace semillero o siembra directa, si se transplanta al bancal o si se corta y prepara para sacar semilla.
Cada una de estas acciones sucede en un lugar distinto del huerto, por eso la caja tiene una serie de casilleros que se corresponden con las localizaciones principales, las mismas que aparecían en la pizarra: caseta (banco de semillas), invernadero (semillero), bancal (cultivo) e invernadero II (obtención de semilla).
¿Cómo se hace la caja?
Lo mismo que la pizarra, utilizamos materiales reciclados (Figura 5): una preciosa caja del huerto hecha con maderas de palés, cartulinas y plásticos de documentos desechados y restos de madera de balsa de maquetas.
La caja, que sirvió para semillero, se limpia, se lija bien, se ajusta y se trata. Se maclan los plásticos para hacer los casilleros donde colocar las fichas por orden alfabético.
En la parte delantera de la caja, hay una cajita más pequeña, para dejar los materiels (siempre un boli a mano, para rellenar la ficha) y también las fichas “en tránsito”, es decir cuando alguien traslada semillas o plantas, rellena la ficha y la deja aquí, para que el comando semillero, encargado del registro, suba la información a la base de datos y entonces colque la dicha en su nuevo destino, en el casillero correspondiente.