La Mirada Agroecológica

Cada mapa ofrece una mirada sobre un territorio. Nosotras queríamos aportar la mirada agroecológica.

El laboratorio AgroHULEcológico pretendía, en su primera sesión, acercar a la comunidad Wikitoki y su entorno próximo la realidad de sus hábitos alimentarios. Estamos acostumbradas a ver la comida en el supermercado, en la tienda o en el bar pero, ¿qué sabemos de ella? ¿De dónde viene? ¿Quién la ha producido y de qué manera? ¿Cuáles han sido las condiciones laborales de las personas que han hecho que ese alimento llegue del campo a la mesa? En un planeta cada vez más globalizado -con la desafección que eso implica con los territorios y las personas que los habitan- decidimos emplear una herramienta que nos hiciera poner los pies en la tierra: el mapa.

Mapas utilizados en el primer taller de AgroHULEcológico

Mapas utilizados en el primer taller de AgroHULEcológico

Cada mapa ofrece una mirada sobre un territorio, con lo que muestra pero también con lo que no, y nosotras queríamos aportar una mirada agroecológica. Empleamos el mapa como herramienta que nos permitía reflexionar conjuntamente con las comensales de nuestros talleres-comida sobre los sistemas alimentarios. Partiendo de cuatro alimentos – soja, aguacate, café y atún-, trazábamos en un mapamundi el recorrido que hacían “del campo -o del mar- a la mesa”. A partir de ahí comenzó una reflexión colectiva sobre lo que podríamos llamar el sistema agroalimentario industrial y globalizado. A pesar de su enorme complejidad, a día de hoy puede ser más fácil y habitual ver cómo en nuestro territorio se alimenta al ganado con soja que llega desde Argentina o atún que se pesca en Japón y se envasa en Tailandia, que pescado fresco del Cantábrico o animales que pastan praderas. El sistema agroindustrial ha creado unos “cuellos de botella”, principalmente en la distribución, que hacen que lo lejano esté cerca y sea más difícil acceder a lo próximo.

Mapeando el sistema agroalimentario global. Aperitivo en el primer taller de AgroHULEcológico

Frente a este mapa global nos dispusimos a reflexionar sobre el territorio bizkaíno para reflejar otro sistema alimentario: el agroecológico. Desde Surcos Urbanos aportamos una primera base de mapeo que, durante entre la comida, talleres y conversaciones, se fue completando con proyectos e iniciativas que conocían las comensales. Intentamos abarcar todos los eslabones de la cadena alimentaria agroecológica: producción y transformación alimentaria, consumo y comercialización, restauración y comedores colectivos, redes y organizaciones y otros proyectos e iniciativas. Una multiplicidad de personas y trabajo que ha permitido tejer cadenas alimentarias alternativas, vinculadas con el territorio y las personas que están en él.

Mapeando el sistema agroecológico de Bilbao. Comida en el primer taller de AgroHULEcológico

Después de este trabajo se iba a realizar una segunda sesión que aún no hemos podido llevar a cabo por la crisis sanitaria -y también social y económica- desatada a raíz de la pandemia del COVID19. No vamos a pensar en ésta como una oportunidad, ni mucho menos, pero con ella -y con las medidas adoptadas por el estado de alarma- se han visibilizado con más intensidad muchas de las problemáticas que se trataron en los talleres:

  • el sistema globalizado en el que vivimos, que igual que transporta alimentos de un lugar a otro hace lo mismos con los virus, genera un elevado impactos social y ambiental;
  • este sistema industrial y global se articula al margen de lo local y lo próximo, a pesar de que éste último genera más seguridad y soberanía alimentaria, cerrándose mercados locales y no sedentarios y prohibiendo el acceso a huertos de autoconsumo, imprescindibles para el funcionamiento de los sistemas alimentarios locales;
  • los lazos y la participación han sido imprescindibles para generar los sistemas alimentarios locales, como se ha visto en las más de 600 entidades que han reclamado a la administración medidas de apoyo frente a las restricciones que ha sufrido el sector agroecológico, conformado por una multitud de proyectos a pequeña escala.

El mapa no está acabado. Nunca lo estará porque los mapas son fotos fijas de una parte de realidad -en este caso la agroecológica- siempre dinámica y cambiante. Por ello, el mapeo realizado entre Surcos Urbanos y las comensales es una herramienta abierta y editable, pensada para que se siga actualizando y completando desde la mirada agroecológica, un recurso que nos permita generar nuevas redes y modificar nuestros hábitos alimentarios. Una palanca para ir, tipi-tapa, cambiando el mundo. Si que animas a colaborar aquí tienes unas instrucciones.

Mapa colaborativo del agroecológico de Bilbao

 

Mapear para conocer

Conocer para reflexionar en colectivo

Cambiar nuestra mirada para dirigirnos hacia el mundo agroecológico que deseamos


AgroHULEecológico. Relato del aperitivo y del almuerzo de mapeo.

La primera sesión de talleres del laboratorio AgroHULEcológico en la comunidad de WikiToki se celebró durante el almuerzo del lunes 2 de marzo 2020 ne su sede de Bilbao. A partir de la comida como espacio de encuentro y reflexión, y del hule como objeto cotidiano que representa lo doméstico, los cuidados y los afectos que se dan en torno a una comida, exploramos -rotu en mano, entre bocados y sorbos agroecológicos- los aspectos políticos de la alimentación, relacionados con la soberanía alimentaria y con el impacto ambiental, social y de salud de lo que nos llevamos a la boca tres veces al día (las afortunadas).
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Las comensales.
Como anfitrionas de la comunidad WikiToki estaban Violeta, Josune, Marina, Isabel, Rosa, Idoia, Maialen, Iker, Karlos y Pablo. Nos acompañaban en la mesa un par de productoras locales -Mikel, frutas, mermeladas y conservas Tologorrien Orduña y Vanessa, hortalizas de Baratzenea-; la misma Vanessa, Xabi y Berta, representaban el grupo de consumo Kidecoop; Garbi, cocinera del proyecto de catering agroecológico Sustraiak; Leire y Junkal de la cooperativa feminista Errotik, y Cristian, de Butroibizirik en transición, plataforma comunitaria de la comarca de Uribe-Butroi. Mikel de Tologorri también venía en representación del colectivo agroecológico EHKOlektiboa, una red de proyectos productivos agroecológicos y de puntos de consumo en Euskal Herria vinculados como proyecto común en la apuesta por la soberanía alimentaria y el desarrollo de un modelo de producción y consumo local, sostenible y justo. En la dinamización, que corría a cargo de Surcos Urbanos, estábamos Marianna y Andrés.
El aperitivo.
Tras la presentación de las comensales y una breve explicación del laboratorio y de cómo se iba a desarrollar la sesión, se establecieron los objetivos principales del AgroHULEcológico: devolver a la comida su centralidad en la vida, desenmascarar quienes la utilizan como una mercancía, un activo financiero al servicio de las grandes multinacionales de la producción y distribución, y reconocer que nuestra alimentación puede ser una palanca para cambiar el mundo.
En esta primera parte del taller hicimos un diagnóstico sobre el sistema agroalimentario global. Para ello contamos con un Hule Mapamundi para escribir y dibujar, entre todas, lo que nos preocupa de nuestra alimentación.

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En la mesa, con su hule y sus rotuladores de colores, unos quesos de producción local y vinos de Navarra, distribuidos por el supermercado cooperativo Labore Bilbo, y unas ricas aceitunas gordales de Sevilla, con aliño casero a la italiana, traídas desde Madrid, para recordar que la comida es también intercambio y don.
El objetivo de esta primera parte era visibilizar las distorsiones del modelo agroindustrial a nivel global. La comida que nos llevamos al plato esconde una realidad oscura, con impactos a todos los niveles que afectan especialmente a las comunidades más desfavorecidas del planeta y a otras especies animales, en ambos casos explotadas con el fin de dar de comer -que no alimentar- a los miles de millones de personas que pueblan el mundo. Estos procesos industriales no nos alimentan, sino despojan de este sentido enriquecedor al acto de comer: no podemos considerar que ante tales perjuicios causados a nivel local y global esta comida nos pueda alimentar (en el sentido amplio de la palabra) ni cuerpo ni mente ni alma.
Estos impactos se pueden agrupar en:
Ambientales. El uso de fertilizantes y productos fitosanitarios derivados del petrolio y el monocultivo generalizado favorecen la deforestación, la pérdida de biodiversidad, la emisión de gases de efecto invernadero y la contaminación de las aguas y suelos. El maltrato animal en la ganadería industrial es la norma, por el hacinamiento y los procesos a los que son sometidos.

De salud. El uso de pesticidas, muchos muy nocivos, afecta en especial a la población campesinas y las comunidades cercanas a las explotaciones; el abuso de hormonas y antibióticos en la ganadería industrial genera microrganismos resistentes y problemas de salud en las consumidoras; los alimentos procesados con exceso de grasas, azúcares y aditivos alimentarios están detrás de las enfermedades “modernas” (obesidad, diabetes, afecciones coronarias…) que saturan hospitales y provocan mucho gasto en los sistemas de salud de los países más ricos.

Sociales. La explotación generalizada de las agricultoras y ganaderas, que perciben cantidades nimias por sus productos, llega a niveles extraordinarios en países del Sur. Los latifundios y el acaparamiento de tierras acaban con las explotaciones familiares y comunitarias, generando grandes desigualdades en la distribución de la riqueza. Esto genera migraciones a las grandes ciudades y a los países del norte. Como consecuencia se vacían las zonas rurales, se pierde la cultura campesina y nos hacemos más dependientes de las grandes empresas distribuidoras que utilizan los supermercados como los nuevos santuarios de esta sociedad consumista del siglo XXI.
Capítulo aparte merece la íntima conexión que existe entre el modelo agroalimentario globalizado y el cambio climático.

El SAA en la Crisis climática

Fuente

Según este estudio de Grain, si se tienen en cuenta todos los procesos derivados del sector agroalimentario, tanto los directos como los indirectos, éste llegaría a sumar entre el 44% y el 57% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) totales. Esto se debe a que el sistema lleva consigo una cadena de procesos muy dependiente del petróleo, desde las prácticas agrícolas (13%; los fertilizantes son derivados del petróleo y causan muchas emisiones, los productos fitosanitarios, la maquinaria asociada…), la enorme deforestación para la obtención de nuevas tierras para cultivo (17%), el transporte de insumos y alimentos por todo el globo (5%), el procesamiento y empacado, usando ingentes cantidades de plásticos (9%), la refrigeración para conservar los alimentos que recorren hasta miles de kilómetros y pasan por múltiples intermediarios (4%) y los desperdicios que se desechan a lo largo de toda la cadena de producción-distribución-consumo (5%).
Para hacer más visibles estos impactos, pusimos cuatro ejemplos concretos en este aperitivo, para representarlos en el hule: soja, aguacate, café y atún.
La elección de cada uno de ellos obedece a diferentes razones respecto al impacto que provocan, aunque todos afectan a varios aspectos a nivel global, a través de la extensa red de intercambios en todo el mundo, como puede verse en estas infografías de wordmapper, que se obtienen deformando las regiones del mundo según las cantidades de vegetales exportados e importados. Un dato interesante que podemos ver en los mapas es que los Países Bajos están “hinchados” en los dos mapas, por ser lo que se llama hub de distribución, o sea a través de sus puertos pasa buena parte de la mercancía que se importa desde todo el mundo y acaba en nuestras mesas.

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Fuente

Soja. Es un ejemplo de commodity –materias primas con las cuales se especula en los mercados internacionales- y su producción está íntimamente asociada a la industria cárnica, como principal alimento del ganado estabulado, a pesar de ser el alimento estrella de la comunidad vegana.
Cabe considerar que desde la Revolución Verde y la globalización los Planes Agrarios Comunitarios han impulsado una compartimentación de la producción agrícola, de tal manera que en determinadas regiones sólo se cultiva un producto, dos a lo sumo, con la consiguiente pérdida de biodiversidad e incapacidad de la población local de gestionar la producción para su sustento. La soja es un claro ejemplo de ello. Su producción se concentraba en los países asiáticos (China sobre todo), pues ha sido la principal leguminosa que tradicionalmente aparecía en su dieta, en forma de fermentados sobre todo. Pero en la actualidad se ha extendido su producción y consumo. La producción se concentra sobre todo en algunos países del Cono Sur y EEUU; el consumo se ha extendido en los países occidentales, que antaño no la incluían en su dieta, si bien su principal uso es para la obtención de harina para piensos para el ganado. Uno de los grandes impactos derivados del modelo agroalimentario es el gran incremento de consumo de carne que ha supuesto el auge de la industria ganadera en intensivo. Esto ha llevado consigo el aumento de los cultivos de soja y maíz para piensos para ganado y la consiguiente deforestación de zonas forestales. En el mapamundi de cultivos agrícolas, en torno al 45% de estos se destinan a la producción de alimentos para ganado y de agrocombustibles.

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Fuentes: Virginia W. Mason and Jason Treat, NGM Staff, Global Landscapes Initiative,  Institute on the Environment at the University of Minnesota.

Café. Segunda commodity después del petróleo, se llama oro negro. Paradigma de producto de los países tropicales que transforman grandes empresas occidentales y que se consume en grandes cantidades en los países más ricos, el negocio del café supone el enriquecimiento de esas empresas a costa de la explotación de lxs campesinxs cafeterxs. Por ello, el café es el ejemplo de producto que, a la contra, se puede obtener a partir de pequeñas cooperativas de comercio justo, empresas que aseguran las buenas condiciones para productorxs y las comunidades donde se cultiva.
Aguacate. Fruta de origen tropical que actualmente está viviendo un auge extraordinario en los países occidentales. Mientras los principales productores mundiales son México, Sudamérica, República Dominicana, Kenia y, en Europa, España, los países que importan en mayor medida son EEUU, Reino Unido, Francia, Holanda y Alemania. Algunos países como Kenia han parado las exportaciones de aguacate porque sigue siendo una fruta que se consume mucho en los países productores y la gran demanda de los países occidentales puede desestabilizar el mercado de esta fruta. En el estado español la producción se ha desarollado en los últimos lustros en la zona tropical del sur de Granada y Málaga, pero su demanda y rentabilidad han hecho que en las últimas temporadas el cultivo del aguacate haya tomado importancia en levante, desplazando a los cítricos, cultivo tradicional en esas tierras, ya que lxs productorxs apenas cubren los precios de coste con lo que les pagan las distribuidoras por sus naranjas, mandarinas y limones. Su producción intensiva está mermando los acuíferos, empeorando la sequía crónica que sufren estos territorios.

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Exportación de aguacate

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Importación de aguacate Fuente

Atún. Es el producto commodity de los mares, uno de los pescado más consumido al mundo. Los impactos que supone este consumo desatado son espeluznantes: la cadena de producción, en mano de grandes empresas pesqueras, esquilma la población de atunes a nivel mundial, llevando algunas variedades al borde de la extinción; el método de pesca más utilizado a gran escala, la pesca al cerco, supone la captura accidental de muchas especies protegidas; las condiciones laborales en los grandes buques pesqueros y en las fábricas de enlatados son infrahumanas, habiendo denuncias de maltrato y trata de personas; la pesca ilegal de grandes compañías empobrecen países africanos y de polinesia, llevando a la población a la pobreza extrema y a la emigración; la contaminación derivada de la inexistente gestión de residuos en las fábricas de enlatados tailandesas devasta el medio ambiente; respecto a la salud, el contenido de mercurio de las especie de mayor tamaño desaconseja su consumo frecuente.
*Animalismo y antiespecismos vs ganadería agroecológica. Vivimos un interesante debate en torno al papel del animalismo en el consumo responsable. Junkal de Errotik consideraba que se debería tener en cuenta el animalismo y el antiespecismo en estas cuestiones del consumo consciente. A pesar de que el animalismo como corriente se encuentra muy ligado al consumo ético, clamando para evitar el maltrato animal, el sacrificio y el uso doméstico de animales, en la práctica se da de bruces con el modelo agroecológico, como manifestó Mikel de Tologorri, pues para un buen uso del suelo con fines agrícolas en agroecológico se necesita materia orgánica y carga bacteriana que impulsen el proceso de compostaje, y éstos se obtienen básicamente de los excrementos de los animales. Los purines y el estiércol aseguran la fertilización óptima y el cierre de ciclos de la materia sin usar fertilizantes sintéticos, enriquecen el suelo que se hace biodiverso, más resistente a los procesos erosivos y un inmejorable sumidero de gases de efecto invernadero. Además, el uso de estos residuos de las granjas para la agricultura hace que éstos no acaben contaminando suelos y aguas del entorno, como sucede en las macrogranjas. Esto deja de manifiesto que la ganadería intensiva es una de las actividades más perjudiciales a todos los niveles, por lo que supone de contaminante y la práctica del maltrato animal constante. Frente a este modelo de ganadería bárbara e insostenible está la tradicional, trashumante y/o extensiva, respetuosa con el entorno y con los propios animales, que fija población en el ámbito rural, preserva valores culturales de siempre y cuida el monte. A pesar de las posiciones enfrentadas entre el animalismo/veganismo y la defensa de la ganadería extensiva, se acaba concluyendo que el enemigo debe ser común: el modelo de ganadería industrial.

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La comida/mapeo.
En la segunda parte de la sesión, con toda esta información en la cabeza, nos dedicamos a mapear las experiencias agroecológicas en las que estamos involucradas, y las que tenemos cerca, que puedan ser respuesta local y resiliente al sinsentido neocapitalista alrededor de la comida.
Para ello nos sentamos a la mesa, rodeando un mapa del entorno de Bilbao, para situar la comunidad de wikitoki y la constelación de iniciativas con la que se relaciona.
Contamos con un trabajo previo de mapeo de más de 200 entidades, experiencias, redes y proyectos de producción, consumo y distribución, realizado por Surcos Urbanos en las semanas previas al taller, que arranca desde el círculo más cercano a Wikitoki y se nutre de las bases de datos de EHKOlektiboa y el sindicato EHNE, entre otras aportaciones. Este mapeo colaborativo, que dejamos al cuidado de la comunidad de Wikitoki, está abierto a aportaciones y cambios que la misma comunidad considere oportuno, entre ellas la utilización de una plataforma open source, porque la soberanía tiene que ser tecnológica, también.

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Mapa colaborativo

Antes de arrancar la sesión, calcamos la forma del plato que tenemos delante de nosotros en el hule, y dejamos allí reflejada nuestra presentación: quienes somos, de qué sitio y colectivo procedemos y cuál es nuestra relación afectiva y vivencial con la comida. Se alternaron reflexiones sobre la conciencia agroecológica adquirida con la militancia, recuerdos de infancia y bagaje familiar y consideraciones culturales sobre la identidad que conforman nuestro imaginario alrededor de la comida. También se apuntaron los anhelos a conquistar espacios y visibilidad de nuestras prácticas.

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Sobre la mesa una colorada ensalada de hortalizas y semillas, procedentes de las huertas cercanas, adquiridas en el supermercado cooperativo Labore Bilbo; un reconfortante guiso de lentejas y arroz del catering Sustraiak y un delicioso yogurt de cabra con mermelada, todos alimentos que han arrancado sonrisas, conversaciones y merecidos silencios (mientras los degustábamos…).
Entre todas las comensales nos zambullimos en el análisis de las experiencias del territorio, buscando aquellas que marcan nuestra relación con la agroecología.
Antes de todo, concretamos objetivos, más allá del genérico y poético “usar la comida como palanca para cambiar el mundo”.
Por un lado, para el corto plazo, nos planteamos la cuestión concreta de repensar la compra común de Wikitoki que necesita un trabajo de revisión para cuestionarla y completarla para que sea más coherente con los principios de la agroecología. La compra colectiva no se refiere sólo al consumo cotidiano de té y café, que se hace en Kidercoop, sino también a las comidas y bebidas ofrecidas durante las actividades abiertas al público -normalmente celebradas en el restaurante de la asociación Sodean- para refinar el modelo desde allí. También podemos pensar en todas aquellas estrategias que se pueden poner en marcha entre todas para poner la comida –agroecológica- en el centro de nuestra comunidad para generar un cambio, como en estas recetas para encontrarse.

Otra cuestión levantada como objetivo práctico es la oportunidad de centralizar las compras de la wikitokers, que consumen individualmente con más o menos conciencia, apoyándose en algunas de las experiencias de consumo presentes en el taller y en otras cercanas. No vimos claro el objetivo a corto plazo de centralizar estas compras, más bien puede ser un trabajo de concienciación de las habitantes de Wikitoki y de su círculo próximo, pero sin enfocarlo a un modelo único, sino diversificarlo según el perfil de las personas y las familias.
Compartir herramientas. En la labor de concienciación de nuestra comunidad, queremos compartir guías, manuales, material audiovisual de muy variado pelaje que se ha generado en muchos lugares y por gente que comparte nuestra inquietud. Material que nos puede guiar en nuestro consumo consciente sobre alimentos de temporada en nuestra tierra, sistema de pesca sostenible para el bacalao, servicios ecosistémicos que proporciona la agroecología a nuestro entorno rural y urbano…
Por otro lado destacamos que las wikitokers tienen un objetivo más bien “político”, como agentes de transformación del territorio, en línea con su buen hacer en relación a otros aspectos culturales y sociales que les atraviesan y en los que trabajan.
En ese sentido apuntamos en el hule ideas que se han ido ensartando en la conversación, entre sorbo y bocado agroecológico:
Generar y afianzar lazos. Afianzar lazos entre los diferentes actores repercutiría muy positivamente en el sector agroecológico y en el consumo responsable en el seno de la comunidad Wikitoki. Para ello se podría contar con la experiencia en todo el territorio de Euskal Herria de EHKOlectiboa, que recoge numerosos proyectos productivos y la conexión con multitud de grupos de consumo. Viendo la experiencia de otros territorios, es importante fomentar la participación de los grupos de consumo en estas redes, para fortalecer al sector productivo agroecológico.

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Por supuesto es importante también que se establezcan o fortalezcan los lazos con otros territorios para conseguir trascender a nivel interregional y facilitar el intercambio de productos propios de unas regiones a las otras y viceversa. Estas redes locales e interregionales deben tener como finalidad generar un proceso transformador del modelo agroalimentario en sí mismo y reducir la dependencia del sistema globalizado. Conocer iniciativas de otros territorios es importante no sólo para completar nuestras cestas con productos que no se producen cerca, sino también para tener referencias de buenas prácticas que se pueden adaptar a nuestra realidad. En este sentido sí que nos interesa el conocimiento kilométrico, que dé la vuelta al mundo, apoyándose en la tecnología, soberana ella también.
Crear red. Sin duda un objetivo importante es generar redes que conecten todas las experiencias entre sí y con la comunidad Wikitoki. Analizando el mapeo previo, a muchas les sorprende la cantidad de iniciativas relacionadas con la producción y el consumo agroecológico que se concentran en su territorio. Toman conciencia de la desconexión campo/ciudad existente y de lo complicado que resulta llevar a la práctica el consumo consciente en la ciudad, evitando las grandes superficies. El hecho de que muchas tengan conexión familiar con las zonas rurales de Bizkaia y alrededores y puedan contar de siempre con productos del campo, ha provocado que nunca hayan tenido la necesidad de conocer estas iniciativas para poder consumir alimentos locales.
Involucrar iniciativas. Queremos seguir en la tarea de actualizar el mapa, incluyendo las iniciativas que vayamos conociendo y que se creen en el territorio a la red. Confiamos en que la existencia y difusión de AgroHULEcológico sea impulso para ello.
Fomentar la participación en los grupos de consumo. Queremos poner en marcha estrategias para ser embajadoras de relaciones distintas entre la ciudad y el campo y hacer que los grupos de consumo, en todas sus variables, sean una alternativa viable de consumo frente a la gran distribución para más habitantes de la ciudad.

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Incidir en las políticas públicas. En cuanto al papel de la Administración Local, la visión de las mesas en el mapeo fue que esta no ha tenido un papel proactivo en el impulso del sector agroecológico local. La firma del pacto de Milán por parte del Ayuntamiento de Bilbao trajo consigo un compromiso muy endeble: fueron las organizaciones implicadas las que pusieron la carne en el asador e impulsaron mejoras en el modelo gracias a los recursos procedentes de Europa. Una vez que estos recursos se han agotado parece que el Ayuntamiento se ha olvidado de todos los compromisos relativos al pacto de Milán y el trabajo pendiente para una estrategia alimentaria en Bilbao.
A lo largo de la conversación fuimos apuntando iniciativas en el hule y en el listado del mapeo previo, para incorporarlas al definitivo. Después de momentos de timidez y de “miedo a ensuciar”, apuntamos los proyectos sentados en la mesa y los que iban surgiendo a lo largo de la conversación. Algunos proyectos productores se han quedado fuera del hule, la escala era más centrada en el ámbito urbano, queda apuntado para la próxima…

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Cierre y puesta en común del trabajo.
A la luz de lo que compartimos en la sesión, valoramos lo bueno que ya hay hecho en nuestro territorio y nos preguntamos qué problemas, debilidades y amenazas vemos en nuestras comunidad.
En primer lugar vimos que hay iniciativas de mucho calado y de larga trayectoria, que conforman un núcleo duro de iniciativas comprometidas que tienen que ser referencia para la comunidad de Wikitoki. Muchas de ellas ya son compañeras de camino, como Kidecoop. Por otro lado, en los últimos años se han ido articulando redes de producción y consumo que son una herramienta muy valiosa para poner en contacto la oferta y la demanda, el mundo rural con el urbano, proyectos diferentes pero que reman en la misma dirección.
Desde la ciudad nos dimos cuenta de que nuestra voz se escucha mucho más alta y fuerte que la del mundo rural, nos cuesta reconocer y atender a sus necesidades y demandas, empezando por cómo se diseñan los espacios de encuentro, ya que entresemana los proyectos productivos están centrados en sus tareas y les cuesta recortar el tiempo para una comida/taller, más que a nosotras que tenemos simplemente que levantar los ojos de una pantalla.
Nos llevamos un buen sabor de boca sobre lo vivido, y coincidimos en seguir con la reflexión en el tiempo –que se ha improvisamente dilatado con la crisis sanitaria sobrevenida- que nos separa del siguiente momento de encuentro. Todo esto nos va a servir para el arranque del taller de co-diseño de estrategias de mejora de la infraestructura agroecológica, todavía sin fecha, donde vamos a discutir propuestas de solución de problemas detectados y a delinear un compromiso de acción comunitaria calendarizado según las necesidades de la comunidad.


AgroHULEcológico. Laboratorio colaborativo territorial de soberanía alimentaria.

En estos días estamos inmersas en la preparación del laboratorio AgroHULEcológico, dentro del programa de Residencias Wikiriki de Wikitoki, en Bilbao, enfocadas a la investigación y creación transdisciplinar en torno a lo colaborativo. Las sesiones/comidas se desarrollarán el lunes 2  y el viernes 27 de marzo, cuando alternaremos cuchara y rotulador al rededor de la mesa, con su hule.
AgroHULEcológico, es un laboratorio colaborativo territorial de soberanía alimentaria para que la comunidad de Wikitoki y su entorno próximo utilicen la comida como palanca para transformar su realidad más cercana; para que sus hábitos de consumo sean más responsables y cuenten con criterios de justicia social y de respeto a los límites biofísicos de los ecosistemas. El laboratorio tiene como soporte la mesa, con su hule, donde se comparte la comida y todas, rotu en mano, entre bocados y sorbos agroecológicos, dibujan mapas, conciencia, soluciones.
Bordado tradicional polaco

 

El hule y los afectos.
En mi casa, de niña, los deberes se hacían en la mesa de la cocina. Sobre el sempiterno hule. De cuadritos, de florecillas näif, cuando los sugerentes motivos geométricos de colorines estaban bien vistos… nos iba acompañando en todo momento, en lo cotidiano, hasta que el número de agujeros y cortes, de los que asomaba la pelusilla del delgado acolchado de algodón, se hacía incompatible con las pretensiones higiénicas de mi madre. Entonces pronunciaba la frase: ”Bah, m’ha cangé la’ngrét…” (Venga, tenemos que cambiar el hule…). Era la señal. A partir de aquel momento podíamos escribir y dibujar sobre el hule nuestros personajes de dibujos animados japoneses, con el cariño con que dibujan los niños, aun sabiendo que cualquier día, de regreso del cole, íbamos a encontrar otro rutilante hule impoluto y nuestros dibujos habrían acabado en la basura, como un mandala de boli bic.
La comida como espacio de encuentro y reflexión.
El hule representa, para nosotras, lo cotidiano, lo doméstico, los cuidados, los afectos que se despliegan alrededor de la comida que, lejos de ser una mera necesidad fisiológica, es un lenguaje cargado de símbolos, parte integrante de la identidad cultural de
una comunidad.
Cocinamos y compartimos mesa, con su hule, con nuestros seres queridos y, aplicando reglas de hospitalidad atávicas, con las personas con las que queremos estrechar lazos. La comida nos permite acercarnos a ellas a fuego lento, como pegamento social, ingrediente cohesionador de culturas, lugar de encuentro.
La comida como espacio de transformación política.
Además de la faceta afectiva de lo que se teje alrededor de una mesa, con su hule, nos interesan los aspectos políticos de la alimentación, relacionados con la soberanía alimentaria, con las implicaciones ambientales, sociales y de salud de lo que nos llevamos a la boca. El cambio de paradigma, que nos reclaman a gran voz las emergencias ambientales y sociales en las que vivimos, pasa por la revisión de conceptos básicos como la satisfacción de necesidades primarias, entre ellas la alimentación, que influyen profundamente en nuestro estilo de vida, en la relación con nuestro entorno y, por ende, en el sistema de valores en el que estamos sumergidas, el poscapitalista financiero que, en su afán de maximizar beneficios y externalizar gastos, precisa un consumo constantemente en aumento y desprecia las consecuencias sobre la sociedad y el planeta, actuando como depredador y derrochador de recursos.
En este contexto la comida, de la que disfrutamos -las afortunadas- tres veces al día, puede ser el indicador del impacto que tienen nuestras costumbres más cotidianas en nuestro entorno más cercano y a nivel global. Podemos ver el consumo de alimentos como un hilo que teje lo urbano y lo rural, lo agrario y lo industrial, que retroalimenta la precariedad laboral, la especulación financiera, las desigualdades, la destrucción de la naturaleza.
Frente a todo ello, abogamos por un modelo alternativo, la Agroecología, basado no sólo en la producción ecológica, sino también en otros aspectos. Así que, mientras los productos ecológicos, según la normativa, sólo tienen que cumplir unas reglas referidas a su producción (no a su distribución ni a la venta), los productos agroecológicos deben cumplir, además, otros criterios:
  • Consumo de cercanía y temporada.
  • Proximidad relacional productora-consumidora.
  • Respeto por las buenas condiciones laborales de las productoras.
  • Redistribución de la riqueza más equitativa, a través de la economía solidaria.
  • Reconocimiento del papel de la mujer para la sostenibilidad de la vida también en el mundo rural.
  • Gobernanza y autogestión en la tomas de decisión entre todos los actores.
  • Desarrollo local de las áreas de producción.
  • Generación de una infraestructura agroecológica común.
Todo esto, en nuestra opinión, tiene que ver con la política más que los bailes de palacio a los que estamos acostumbradas.
El laboratorio Agrohulecológico.
Por todo ello, queremos reflexionar con la comunidad de Wikitoki y su entorno, barrio, territorio (Biorregión), sobre nuestros hábitos de consumo, para que sean más responsables y cuenten con criterios de justicia social y de respeto a los límites biofísicos de los ecosistemas.
Si de verdad otorgamos a la alimentación un lugar central en nuestro estilo de vida y en nuestras relaciones con las personas y con el entorno, ¿porque no utilizarla como palanca para transformar la realidad más cercana?
De allí surge nuestra propuesta Agrohulecológico, un laboratorio colaborativo territorial de soberanía alimentaria, que tiene como soporte la mesa, con su hule, donde se comparte la comida y todas, rotu en mano, entre bocados y sorbos agroecológicos, dibujan mapas, conciencia, soluciones.
¿Cómo vamos a organizar el laboratorio?
Un desarrollo mínimo del laboratorio que planteamos prevé:
  • Un mapeo y estudio previo de experiencias agroecológicas locales.
  • Un aperitivo de análisis del modelo agrológico convencional (mapa mundial de alimentos kilométricos, estrategia de la gran distribución, impactos en el sur global…).
  • Una comida y sobremesa de análisis, mapeo, interacción de los agentes y experiencias del territorio y detección de debilidades.
  • Una comida y sobremesa de codiseño de estrategias de mejora de la infraestructura agroecológica, propuestas de solución de problemas detectados y de delineación de un compromiso de acción comunitaria.
  • Finalmente una presentación de resultados, una celebración donde asumiremos compromisos para llevar a cabo las acciones que hemos planteado.

¿Quién se sienta en la mesa?

La convocatoria está abierta a agentes agroecológicos del territorio (productoras, consumidoras organizadas, distribuidoras de circuito corto, entidades afines…). Se convocan también, cuchara en mano, a las vecinas interesadas y a las instituciones que quieran implementar acciones públicas que impacten en el modelo agroalimentario local.


La huella en el territorio del sistema agroalimentario (1900-2015)

Necesitamos pensar y diseñar sistemas de alimentación sostenible para nuestras ciudades. La alimentación es una necesidad esencial a la que hasta ahora se le ha prestado poca atención desde el urbanismo. Por fin el tema de los sistemas alimentarios locales y sostenibles empieza a estar presente en las agendas políticas y ciudadanas y el urbanismo debería adaptarse al nuevo contexto, dando respuesta al reto de lograr sistemas limentarios urbanos más sostenibles y más justos. Descarga del documento completo

 

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