La Mirada Agroecológica

Cada mapa ofrece una mirada sobre un territorio. Nosotras queríamos aportar la mirada agroecológica.

El laboratorio AgroHULEcológico pretendía, en su primera sesión, acercar a la comunidad Wikitoki y su entorno próximo la realidad de sus hábitos alimentarios. Estamos acostumbradas a ver la comida en el supermercado, en la tienda o en el bar pero, ¿qué sabemos de ella? ¿De dónde viene? ¿Quién la ha producido y de qué manera? ¿Cuáles han sido las condiciones laborales de las personas que han hecho que ese alimento llegue del campo a la mesa? En un planeta cada vez más globalizado -con la desafección que eso implica con los territorios y las personas que los habitan- decidimos emplear una herramienta que nos hiciera poner los pies en la tierra: el mapa.

Mapas utilizados en el primer taller de AgroHULEcológico

Mapas utilizados en el primer taller de AgroHULEcológico

Cada mapa ofrece una mirada sobre un territorio, con lo que muestra pero también con lo que no, y nosotras queríamos aportar una mirada agroecológica. Empleamos el mapa como herramienta que nos permitía reflexionar conjuntamente con las comensales de nuestros talleres-comida sobre los sistemas alimentarios. Partiendo de cuatro alimentos – soja, aguacate, café y atún-, trazábamos en un mapamundi el recorrido que hacían “del campo -o del mar- a la mesa”. A partir de ahí comenzó una reflexión colectiva sobre lo que podríamos llamar el sistema agroalimentario industrial y globalizado. A pesar de su enorme complejidad, a día de hoy puede ser más fácil y habitual ver cómo en nuestro territorio se alimenta al ganado con soja que llega desde Argentina o atún que se pesca en Japón y se envasa en Tailandia, que pescado fresco del Cantábrico o animales que pastan praderas. El sistema agroindustrial ha creado unos “cuellos de botella”, principalmente en la distribución, que hacen que lo lejano esté cerca y sea más difícil acceder a lo próximo.

Mapeando el sistema agroalimentario global. Aperitivo en el primer taller de AgroHULEcológico

Frente a este mapa global nos dispusimos a reflexionar sobre el territorio bizkaíno para reflejar otro sistema alimentario: el agroecológico. Desde Surcos Urbanos aportamos una primera base de mapeo que, durante entre la comida, talleres y conversaciones, se fue completando con proyectos e iniciativas que conocían las comensales. Intentamos abarcar todos los eslabones de la cadena alimentaria agroecológica: producción y transformación alimentaria, consumo y comercialización, restauración y comedores colectivos, redes y organizaciones y otros proyectos e iniciativas. Una multiplicidad de personas y trabajo que ha permitido tejer cadenas alimentarias alternativas, vinculadas con el territorio y las personas que están en él.

Mapeando el sistema agroecológico de Bilbao. Comida en el primer taller de AgroHULEcológico

Después de este trabajo se iba a realizar una segunda sesión que aún no hemos podido llevar a cabo por la crisis sanitaria -y también social y económica- desatada a raíz de la pandemia del COVID19. No vamos a pensar en ésta como una oportunidad, ni mucho menos, pero con ella -y con las medidas adoptadas por el estado de alarma- se han visibilizado con más intensidad muchas de las problemáticas que se trataron en los talleres:

  • el sistema globalizado en el que vivimos, que igual que transporta alimentos de un lugar a otro hace lo mismos con los virus, genera un elevado impactos social y ambiental;
  • este sistema industrial y global se articula al margen de lo local y lo próximo, a pesar de que éste último genera más seguridad y soberanía alimentaria, cerrándose mercados locales y no sedentarios y prohibiendo el acceso a huertos de autoconsumo, imprescindibles para el funcionamiento de los sistemas alimentarios locales;
  • los lazos y la participación han sido imprescindibles para generar los sistemas alimentarios locales, como se ha visto en las más de 600 entidades que han reclamado a la administración medidas de apoyo frente a las restricciones que ha sufrido el sector agroecológico, conformado por una multitud de proyectos a pequeña escala.

El mapa no está acabado. Nunca lo estará porque los mapas son fotos fijas de una parte de realidad -en este caso la agroecológica- siempre dinámica y cambiante. Por ello, el mapeo realizado entre Surcos Urbanos y las comensales es una herramienta abierta y editable, pensada para que se siga actualizando y completando desde la mirada agroecológica, un recurso que nos permita generar nuevas redes y modificar nuestros hábitos alimentarios. Una palanca para ir, tipi-tapa, cambiando el mundo. Si que animas a colaborar aquí tienes unas instrucciones.

Mapa colaborativo del agroecológico de Bilbao

 

Mapear para conocer

Conocer para reflexionar en colectivo

Cambiar nuestra mirada para dirigirnos hacia el mundo agroecológico que deseamos


AgroHULEecológico. Relato del aperitivo y del almuerzo de mapeo.

La primera sesión de talleres del laboratorio AgroHULEcológico en la comunidad de WikiToki se celebró durante el almuerzo del lunes 2 de marzo 2020 ne su sede de Bilbao. A partir de la comida como espacio de encuentro y reflexión, y del hule como objeto cotidiano que representa lo doméstico, los cuidados y los afectos que se dan en torno a una comida, exploramos -rotu en mano, entre bocados y sorbos agroecológicos- los aspectos políticos de la alimentación, relacionados con la soberanía alimentaria y con el impacto ambiental, social y de salud de lo que nos llevamos a la boca tres veces al día (las afortunadas).
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Las comensales.
Como anfitrionas de la comunidad WikiToki estaban Violeta, Josune, Marina, Isabel, Rosa, Idoia, Maialen, Iker, Karlos y Pablo. Nos acompañaban en la mesa un par de productoras locales -Mikel, frutas, mermeladas y conservas Tologorrien Orduña y Vanessa, hortalizas de Baratzenea-; la misma Vanessa, Xabi y Berta, representaban el grupo de consumo Kidecoop; Garbi, cocinera del proyecto de catering agroecológico Sustraiak; Leire y Junkal de la cooperativa feminista Errotik, y Cristian, de Butroibizirik en transición, plataforma comunitaria de la comarca de Uribe-Butroi. Mikel de Tologorri también venía en representación del colectivo agroecológico EHKOlektiboa, una red de proyectos productivos agroecológicos y de puntos de consumo en Euskal Herria vinculados como proyecto común en la apuesta por la soberanía alimentaria y el desarrollo de un modelo de producción y consumo local, sostenible y justo. En la dinamización, que corría a cargo de Surcos Urbanos, estábamos Marianna y Andrés.
El aperitivo.
Tras la presentación de las comensales y una breve explicación del laboratorio y de cómo se iba a desarrollar la sesión, se establecieron los objetivos principales del AgroHULEcológico: devolver a la comida su centralidad en la vida, desenmascarar quienes la utilizan como una mercancía, un activo financiero al servicio de las grandes multinacionales de la producción y distribución, y reconocer que nuestra alimentación puede ser una palanca para cambiar el mundo.
En esta primera parte del taller hicimos un diagnóstico sobre el sistema agroalimentario global. Para ello contamos con un Hule Mapamundi para escribir y dibujar, entre todas, lo que nos preocupa de nuestra alimentación.

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En la mesa, con su hule y sus rotuladores de colores, unos quesos de producción local y vinos de Navarra, distribuidos por el supermercado cooperativo Labore Bilbo, y unas ricas aceitunas gordales de Sevilla, con aliño casero a la italiana, traídas desde Madrid, para recordar que la comida es también intercambio y don.
El objetivo de esta primera parte era visibilizar las distorsiones del modelo agroindustrial a nivel global. La comida que nos llevamos al plato esconde una realidad oscura, con impactos a todos los niveles que afectan especialmente a las comunidades más desfavorecidas del planeta y a otras especies animales, en ambos casos explotadas con el fin de dar de comer -que no alimentar- a los miles de millones de personas que pueblan el mundo. Estos procesos industriales no nos alimentan, sino despojan de este sentido enriquecedor al acto de comer: no podemos considerar que ante tales perjuicios causados a nivel local y global esta comida nos pueda alimentar (en el sentido amplio de la palabra) ni cuerpo ni mente ni alma.
Estos impactos se pueden agrupar en:
Ambientales. El uso de fertilizantes y productos fitosanitarios derivados del petrolio y el monocultivo generalizado favorecen la deforestación, la pérdida de biodiversidad, la emisión de gases de efecto invernadero y la contaminación de las aguas y suelos. El maltrato animal en la ganadería industrial es la norma, por el hacinamiento y los procesos a los que son sometidos.

De salud. El uso de pesticidas, muchos muy nocivos, afecta en especial a la población campesinas y las comunidades cercanas a las explotaciones; el abuso de hormonas y antibióticos en la ganadería industrial genera microrganismos resistentes y problemas de salud en las consumidoras; los alimentos procesados con exceso de grasas, azúcares y aditivos alimentarios están detrás de las enfermedades “modernas” (obesidad, diabetes, afecciones coronarias…) que saturan hospitales y provocan mucho gasto en los sistemas de salud de los países más ricos.

Sociales. La explotación generalizada de las agricultoras y ganaderas, que perciben cantidades nimias por sus productos, llega a niveles extraordinarios en países del Sur. Los latifundios y el acaparamiento de tierras acaban con las explotaciones familiares y comunitarias, generando grandes desigualdades en la distribución de la riqueza. Esto genera migraciones a las grandes ciudades y a los países del norte. Como consecuencia se vacían las zonas rurales, se pierde la cultura campesina y nos hacemos más dependientes de las grandes empresas distribuidoras que utilizan los supermercados como los nuevos santuarios de esta sociedad consumista del siglo XXI.
Capítulo aparte merece la íntima conexión que existe entre el modelo agroalimentario globalizado y el cambio climático.

El SAA en la Crisis climática

Fuente

Según este estudio de Grain, si se tienen en cuenta todos los procesos derivados del sector agroalimentario, tanto los directos como los indirectos, éste llegaría a sumar entre el 44% y el 57% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) totales. Esto se debe a que el sistema lleva consigo una cadena de procesos muy dependiente del petróleo, desde las prácticas agrícolas (13%; los fertilizantes son derivados del petróleo y causan muchas emisiones, los productos fitosanitarios, la maquinaria asociada…), la enorme deforestación para la obtención de nuevas tierras para cultivo (17%), el transporte de insumos y alimentos por todo el globo (5%), el procesamiento y empacado, usando ingentes cantidades de plásticos (9%), la refrigeración para conservar los alimentos que recorren hasta miles de kilómetros y pasan por múltiples intermediarios (4%) y los desperdicios que se desechan a lo largo de toda la cadena de producción-distribución-consumo (5%).
Para hacer más visibles estos impactos, pusimos cuatro ejemplos concretos en este aperitivo, para representarlos en el hule: soja, aguacate, café y atún.
La elección de cada uno de ellos obedece a diferentes razones respecto al impacto que provocan, aunque todos afectan a varios aspectos a nivel global, a través de la extensa red de intercambios en todo el mundo, como puede verse en estas infografías de wordmapper, que se obtienen deformando las regiones del mundo según las cantidades de vegetales exportados e importados. Un dato interesante que podemos ver en los mapas es que los Países Bajos están “hinchados” en los dos mapas, por ser lo que se llama hub de distribución, o sea a través de sus puertos pasa buena parte de la mercancía que se importa desde todo el mundo y acaba en nuestras mesas.

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Fuente

Soja. Es un ejemplo de commodity –materias primas con las cuales se especula en los mercados internacionales- y su producción está íntimamente asociada a la industria cárnica, como principal alimento del ganado estabulado, a pesar de ser el alimento estrella de la comunidad vegana.
Cabe considerar que desde la Revolución Verde y la globalización los Planes Agrarios Comunitarios han impulsado una compartimentación de la producción agrícola, de tal manera que en determinadas regiones sólo se cultiva un producto, dos a lo sumo, con la consiguiente pérdida de biodiversidad e incapacidad de la población local de gestionar la producción para su sustento. La soja es un claro ejemplo de ello. Su producción se concentraba en los países asiáticos (China sobre todo), pues ha sido la principal leguminosa que tradicionalmente aparecía en su dieta, en forma de fermentados sobre todo. Pero en la actualidad se ha extendido su producción y consumo. La producción se concentra sobre todo en algunos países del Cono Sur y EEUU; el consumo se ha extendido en los países occidentales, que antaño no la incluían en su dieta, si bien su principal uso es para la obtención de harina para piensos para el ganado. Uno de los grandes impactos derivados del modelo agroalimentario es el gran incremento de consumo de carne que ha supuesto el auge de la industria ganadera en intensivo. Esto ha llevado consigo el aumento de los cultivos de soja y maíz para piensos para ganado y la consiguiente deforestación de zonas forestales. En el mapamundi de cultivos agrícolas, en torno al 45% de estos se destinan a la producción de alimentos para ganado y de agrocombustibles.

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Fuentes: Virginia W. Mason and Jason Treat, NGM Staff, Global Landscapes Initiative,  Institute on the Environment at the University of Minnesota.

Café. Segunda commodity después del petróleo, se llama oro negro. Paradigma de producto de los países tropicales que transforman grandes empresas occidentales y que se consume en grandes cantidades en los países más ricos, el negocio del café supone el enriquecimiento de esas empresas a costa de la explotación de lxs campesinxs cafeterxs. Por ello, el café es el ejemplo de producto que, a la contra, se puede obtener a partir de pequeñas cooperativas de comercio justo, empresas que aseguran las buenas condiciones para productorxs y las comunidades donde se cultiva.
Aguacate. Fruta de origen tropical que actualmente está viviendo un auge extraordinario en los países occidentales. Mientras los principales productores mundiales son México, Sudamérica, República Dominicana, Kenia y, en Europa, España, los países que importan en mayor medida son EEUU, Reino Unido, Francia, Holanda y Alemania. Algunos países como Kenia han parado las exportaciones de aguacate porque sigue siendo una fruta que se consume mucho en los países productores y la gran demanda de los países occidentales puede desestabilizar el mercado de esta fruta. En el estado español la producción se ha desarollado en los últimos lustros en la zona tropical del sur de Granada y Málaga, pero su demanda y rentabilidad han hecho que en las últimas temporadas el cultivo del aguacate haya tomado importancia en levante, desplazando a los cítricos, cultivo tradicional en esas tierras, ya que lxs productorxs apenas cubren los precios de coste con lo que les pagan las distribuidoras por sus naranjas, mandarinas y limones. Su producción intensiva está mermando los acuíferos, empeorando la sequía crónica que sufren estos territorios.

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Exportación de aguacate

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Importación de aguacate Fuente

Atún. Es el producto commodity de los mares, uno de los pescado más consumido al mundo. Los impactos que supone este consumo desatado son espeluznantes: la cadena de producción, en mano de grandes empresas pesqueras, esquilma la población de atunes a nivel mundial, llevando algunas variedades al borde de la extinción; el método de pesca más utilizado a gran escala, la pesca al cerco, supone la captura accidental de muchas especies protegidas; las condiciones laborales en los grandes buques pesqueros y en las fábricas de enlatados son infrahumanas, habiendo denuncias de maltrato y trata de personas; la pesca ilegal de grandes compañías empobrecen países africanos y de polinesia, llevando a la población a la pobreza extrema y a la emigración; la contaminación derivada de la inexistente gestión de residuos en las fábricas de enlatados tailandesas devasta el medio ambiente; respecto a la salud, el contenido de mercurio de las especie de mayor tamaño desaconseja su consumo frecuente.
*Animalismo y antiespecismos vs ganadería agroecológica. Vivimos un interesante debate en torno al papel del animalismo en el consumo responsable. Junkal de Errotik consideraba que se debería tener en cuenta el animalismo y el antiespecismo en estas cuestiones del consumo consciente. A pesar de que el animalismo como corriente se encuentra muy ligado al consumo ético, clamando para evitar el maltrato animal, el sacrificio y el uso doméstico de animales, en la práctica se da de bruces con el modelo agroecológico, como manifestó Mikel de Tologorri, pues para un buen uso del suelo con fines agrícolas en agroecológico se necesita materia orgánica y carga bacteriana que impulsen el proceso de compostaje, y éstos se obtienen básicamente de los excrementos de los animales. Los purines y el estiércol aseguran la fertilización óptima y el cierre de ciclos de la materia sin usar fertilizantes sintéticos, enriquecen el suelo que se hace biodiverso, más resistente a los procesos erosivos y un inmejorable sumidero de gases de efecto invernadero. Además, el uso de estos residuos de las granjas para la agricultura hace que éstos no acaben contaminando suelos y aguas del entorno, como sucede en las macrogranjas. Esto deja de manifiesto que la ganadería intensiva es una de las actividades más perjudiciales a todos los niveles, por lo que supone de contaminante y la práctica del maltrato animal constante. Frente a este modelo de ganadería bárbara e insostenible está la tradicional, trashumante y/o extensiva, respetuosa con el entorno y con los propios animales, que fija población en el ámbito rural, preserva valores culturales de siempre y cuida el monte. A pesar de las posiciones enfrentadas entre el animalismo/veganismo y la defensa de la ganadería extensiva, se acaba concluyendo que el enemigo debe ser común: el modelo de ganadería industrial.

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La comida/mapeo.
En la segunda parte de la sesión, con toda esta información en la cabeza, nos dedicamos a mapear las experiencias agroecológicas en las que estamos involucradas, y las que tenemos cerca, que puedan ser respuesta local y resiliente al sinsentido neocapitalista alrededor de la comida.
Para ello nos sentamos a la mesa, rodeando un mapa del entorno de Bilbao, para situar la comunidad de wikitoki y la constelación de iniciativas con la que se relaciona.
Contamos con un trabajo previo de mapeo de más de 200 entidades, experiencias, redes y proyectos de producción, consumo y distribución, realizado por Surcos Urbanos en las semanas previas al taller, que arranca desde el círculo más cercano a Wikitoki y se nutre de las bases de datos de EHKOlektiboa y el sindicato EHNE, entre otras aportaciones. Este mapeo colaborativo, que dejamos al cuidado de la comunidad de Wikitoki, está abierto a aportaciones y cambios que la misma comunidad considere oportuno, entre ellas la utilización de una plataforma open source, porque la soberanía tiene que ser tecnológica, también.

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Mapa colaborativo

Antes de arrancar la sesión, calcamos la forma del plato que tenemos delante de nosotros en el hule, y dejamos allí reflejada nuestra presentación: quienes somos, de qué sitio y colectivo procedemos y cuál es nuestra relación afectiva y vivencial con la comida. Se alternaron reflexiones sobre la conciencia agroecológica adquirida con la militancia, recuerdos de infancia y bagaje familiar y consideraciones culturales sobre la identidad que conforman nuestro imaginario alrededor de la comida. También se apuntaron los anhelos a conquistar espacios y visibilidad de nuestras prácticas.

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Sobre la mesa una colorada ensalada de hortalizas y semillas, procedentes de las huertas cercanas, adquiridas en el supermercado cooperativo Labore Bilbo; un reconfortante guiso de lentejas y arroz del catering Sustraiak y un delicioso yogurt de cabra con mermelada, todos alimentos que han arrancado sonrisas, conversaciones y merecidos silencios (mientras los degustábamos…).
Entre todas las comensales nos zambullimos en el análisis de las experiencias del territorio, buscando aquellas que marcan nuestra relación con la agroecología.
Antes de todo, concretamos objetivos, más allá del genérico y poético “usar la comida como palanca para cambiar el mundo”.
Por un lado, para el corto plazo, nos planteamos la cuestión concreta de repensar la compra común de Wikitoki que necesita un trabajo de revisión para cuestionarla y completarla para que sea más coherente con los principios de la agroecología. La compra colectiva no se refiere sólo al consumo cotidiano de té y café, que se hace en Kidercoop, sino también a las comidas y bebidas ofrecidas durante las actividades abiertas al público -normalmente celebradas en el restaurante de la asociación Sodean- para refinar el modelo desde allí. También podemos pensar en todas aquellas estrategias que se pueden poner en marcha entre todas para poner la comida –agroecológica- en el centro de nuestra comunidad para generar un cambio, como en estas recetas para encontrarse.

Otra cuestión levantada como objetivo práctico es la oportunidad de centralizar las compras de la wikitokers, que consumen individualmente con más o menos conciencia, apoyándose en algunas de las experiencias de consumo presentes en el taller y en otras cercanas. No vimos claro el objetivo a corto plazo de centralizar estas compras, más bien puede ser un trabajo de concienciación de las habitantes de Wikitoki y de su círculo próximo, pero sin enfocarlo a un modelo único, sino diversificarlo según el perfil de las personas y las familias.
Compartir herramientas. En la labor de concienciación de nuestra comunidad, queremos compartir guías, manuales, material audiovisual de muy variado pelaje que se ha generado en muchos lugares y por gente que comparte nuestra inquietud. Material que nos puede guiar en nuestro consumo consciente sobre alimentos de temporada en nuestra tierra, sistema de pesca sostenible para el bacalao, servicios ecosistémicos que proporciona la agroecología a nuestro entorno rural y urbano…
Por otro lado destacamos que las wikitokers tienen un objetivo más bien “político”, como agentes de transformación del territorio, en línea con su buen hacer en relación a otros aspectos culturales y sociales que les atraviesan y en los que trabajan.
En ese sentido apuntamos en el hule ideas que se han ido ensartando en la conversación, entre sorbo y bocado agroecológico:
Generar y afianzar lazos. Afianzar lazos entre los diferentes actores repercutiría muy positivamente en el sector agroecológico y en el consumo responsable en el seno de la comunidad Wikitoki. Para ello se podría contar con la experiencia en todo el territorio de Euskal Herria de EHKOlectiboa, que recoge numerosos proyectos productivos y la conexión con multitud de grupos de consumo. Viendo la experiencia de otros territorios, es importante fomentar la participación de los grupos de consumo en estas redes, para fortalecer al sector productivo agroecológico.

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Por supuesto es importante también que se establezcan o fortalezcan los lazos con otros territorios para conseguir trascender a nivel interregional y facilitar el intercambio de productos propios de unas regiones a las otras y viceversa. Estas redes locales e interregionales deben tener como finalidad generar un proceso transformador del modelo agroalimentario en sí mismo y reducir la dependencia del sistema globalizado. Conocer iniciativas de otros territorios es importante no sólo para completar nuestras cestas con productos que no se producen cerca, sino también para tener referencias de buenas prácticas que se pueden adaptar a nuestra realidad. En este sentido sí que nos interesa el conocimiento kilométrico, que dé la vuelta al mundo, apoyándose en la tecnología, soberana ella también.
Crear red. Sin duda un objetivo importante es generar redes que conecten todas las experiencias entre sí y con la comunidad Wikitoki. Analizando el mapeo previo, a muchas les sorprende la cantidad de iniciativas relacionadas con la producción y el consumo agroecológico que se concentran en su territorio. Toman conciencia de la desconexión campo/ciudad existente y de lo complicado que resulta llevar a la práctica el consumo consciente en la ciudad, evitando las grandes superficies. El hecho de que muchas tengan conexión familiar con las zonas rurales de Bizkaia y alrededores y puedan contar de siempre con productos del campo, ha provocado que nunca hayan tenido la necesidad de conocer estas iniciativas para poder consumir alimentos locales.
Involucrar iniciativas. Queremos seguir en la tarea de actualizar el mapa, incluyendo las iniciativas que vayamos conociendo y que se creen en el territorio a la red. Confiamos en que la existencia y difusión de AgroHULEcológico sea impulso para ello.
Fomentar la participación en los grupos de consumo. Queremos poner en marcha estrategias para ser embajadoras de relaciones distintas entre la ciudad y el campo y hacer que los grupos de consumo, en todas sus variables, sean una alternativa viable de consumo frente a la gran distribución para más habitantes de la ciudad.

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Incidir en las políticas públicas. En cuanto al papel de la Administración Local, la visión de las mesas en el mapeo fue que esta no ha tenido un papel proactivo en el impulso del sector agroecológico local. La firma del pacto de Milán por parte del Ayuntamiento de Bilbao trajo consigo un compromiso muy endeble: fueron las organizaciones implicadas las que pusieron la carne en el asador e impulsaron mejoras en el modelo gracias a los recursos procedentes de Europa. Una vez que estos recursos se han agotado parece que el Ayuntamiento se ha olvidado de todos los compromisos relativos al pacto de Milán y el trabajo pendiente para una estrategia alimentaria en Bilbao.
A lo largo de la conversación fuimos apuntando iniciativas en el hule y en el listado del mapeo previo, para incorporarlas al definitivo. Después de momentos de timidez y de “miedo a ensuciar”, apuntamos los proyectos sentados en la mesa y los que iban surgiendo a lo largo de la conversación. Algunos proyectos productores se han quedado fuera del hule, la escala era más centrada en el ámbito urbano, queda apuntado para la próxima…

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Cierre y puesta en común del trabajo.
A la luz de lo que compartimos en la sesión, valoramos lo bueno que ya hay hecho en nuestro territorio y nos preguntamos qué problemas, debilidades y amenazas vemos en nuestras comunidad.
En primer lugar vimos que hay iniciativas de mucho calado y de larga trayectoria, que conforman un núcleo duro de iniciativas comprometidas que tienen que ser referencia para la comunidad de Wikitoki. Muchas de ellas ya son compañeras de camino, como Kidecoop. Por otro lado, en los últimos años se han ido articulando redes de producción y consumo que son una herramienta muy valiosa para poner en contacto la oferta y la demanda, el mundo rural con el urbano, proyectos diferentes pero que reman en la misma dirección.
Desde la ciudad nos dimos cuenta de que nuestra voz se escucha mucho más alta y fuerte que la del mundo rural, nos cuesta reconocer y atender a sus necesidades y demandas, empezando por cómo se diseñan los espacios de encuentro, ya que entresemana los proyectos productivos están centrados en sus tareas y les cuesta recortar el tiempo para una comida/taller, más que a nosotras que tenemos simplemente que levantar los ojos de una pantalla.
Nos llevamos un buen sabor de boca sobre lo vivido, y coincidimos en seguir con la reflexión en el tiempo –que se ha improvisamente dilatado con la crisis sanitaria sobrevenida- que nos separa del siguiente momento de encuentro. Todo esto nos va a servir para el arranque del taller de co-diseño de estrategias de mejora de la infraestructura agroecológica, todavía sin fecha, donde vamos a discutir propuestas de solución de problemas detectados y a delinear un compromiso de acción comunitaria calendarizado según las necesidades de la comunidad.


AgroHULEcológico. Laboratorio colaborativo territorial de soberanía alimentaria.

En estos días estamos inmersas en la preparación del laboratorio AgroHULEcológico, dentro del programa de Residencias Wikiriki de Wikitoki, en Bilbao, enfocadas a la investigación y creación transdisciplinar en torno a lo colaborativo. Las sesiones/comidas se desarrollarán el lunes 2  y el viernes 27 de marzo, cuando alternaremos cuchara y rotulador al rededor de la mesa, con su hule.
AgroHULEcológico, es un laboratorio colaborativo territorial de soberanía alimentaria para que la comunidad de Wikitoki y su entorno próximo utilicen la comida como palanca para transformar su realidad más cercana; para que sus hábitos de consumo sean más responsables y cuenten con criterios de justicia social y de respeto a los límites biofísicos de los ecosistemas. El laboratorio tiene como soporte la mesa, con su hule, donde se comparte la comida y todas, rotu en mano, entre bocados y sorbos agroecológicos, dibujan mapas, conciencia, soluciones.
Bordado tradicional polaco

 

El hule y los afectos.
En mi casa, de niña, los deberes se hacían en la mesa de la cocina. Sobre el sempiterno hule. De cuadritos, de florecillas näif, cuando los sugerentes motivos geométricos de colorines estaban bien vistos… nos iba acompañando en todo momento, en lo cotidiano, hasta que el número de agujeros y cortes, de los que asomaba la pelusilla del delgado acolchado de algodón, se hacía incompatible con las pretensiones higiénicas de mi madre. Entonces pronunciaba la frase: ”Bah, m’ha cangé la’ngrét…” (Venga, tenemos que cambiar el hule…). Era la señal. A partir de aquel momento podíamos escribir y dibujar sobre el hule nuestros personajes de dibujos animados japoneses, con el cariño con que dibujan los niños, aun sabiendo que cualquier día, de regreso del cole, íbamos a encontrar otro rutilante hule impoluto y nuestros dibujos habrían acabado en la basura, como un mandala de boli bic.
La comida como espacio de encuentro y reflexión.
El hule representa, para nosotras, lo cotidiano, lo doméstico, los cuidados, los afectos que se despliegan alrededor de la comida que, lejos de ser una mera necesidad fisiológica, es un lenguaje cargado de símbolos, parte integrante de la identidad cultural de
una comunidad.
Cocinamos y compartimos mesa, con su hule, con nuestros seres queridos y, aplicando reglas de hospitalidad atávicas, con las personas con las que queremos estrechar lazos. La comida nos permite acercarnos a ellas a fuego lento, como pegamento social, ingrediente cohesionador de culturas, lugar de encuentro.
La comida como espacio de transformación política.
Además de la faceta afectiva de lo que se teje alrededor de una mesa, con su hule, nos interesan los aspectos políticos de la alimentación, relacionados con la soberanía alimentaria, con las implicaciones ambientales, sociales y de salud de lo que nos llevamos a la boca. El cambio de paradigma, que nos reclaman a gran voz las emergencias ambientales y sociales en las que vivimos, pasa por la revisión de conceptos básicos como la satisfacción de necesidades primarias, entre ellas la alimentación, que influyen profundamente en nuestro estilo de vida, en la relación con nuestro entorno y, por ende, en el sistema de valores en el que estamos sumergidas, el poscapitalista financiero que, en su afán de maximizar beneficios y externalizar gastos, precisa un consumo constantemente en aumento y desprecia las consecuencias sobre la sociedad y el planeta, actuando como depredador y derrochador de recursos.
En este contexto la comida, de la que disfrutamos -las afortunadas- tres veces al día, puede ser el indicador del impacto que tienen nuestras costumbres más cotidianas en nuestro entorno más cercano y a nivel global. Podemos ver el consumo de alimentos como un hilo que teje lo urbano y lo rural, lo agrario y lo industrial, que retroalimenta la precariedad laboral, la especulación financiera, las desigualdades, la destrucción de la naturaleza.
Frente a todo ello, abogamos por un modelo alternativo, la Agroecología, basado no sólo en la producción ecológica, sino también en otros aspectos. Así que, mientras los productos ecológicos, según la normativa, sólo tienen que cumplir unas reglas referidas a su producción (no a su distribución ni a la venta), los productos agroecológicos deben cumplir, además, otros criterios:
  • Consumo de cercanía y temporada.
  • Proximidad relacional productora-consumidora.
  • Respeto por las buenas condiciones laborales de las productoras.
  • Redistribución de la riqueza más equitativa, a través de la economía solidaria.
  • Reconocimiento del papel de la mujer para la sostenibilidad de la vida también en el mundo rural.
  • Gobernanza y autogestión en la tomas de decisión entre todos los actores.
  • Desarrollo local de las áreas de producción.
  • Generación de una infraestructura agroecológica común.
Todo esto, en nuestra opinión, tiene que ver con la política más que los bailes de palacio a los que estamos acostumbradas.
El laboratorio Agrohulecológico.
Por todo ello, queremos reflexionar con la comunidad de Wikitoki y su entorno, barrio, territorio (Biorregión), sobre nuestros hábitos de consumo, para que sean más responsables y cuenten con criterios de justicia social y de respeto a los límites biofísicos de los ecosistemas.
Si de verdad otorgamos a la alimentación un lugar central en nuestro estilo de vida y en nuestras relaciones con las personas y con el entorno, ¿porque no utilizarla como palanca para transformar la realidad más cercana?
De allí surge nuestra propuesta Agrohulecológico, un laboratorio colaborativo territorial de soberanía alimentaria, que tiene como soporte la mesa, con su hule, donde se comparte la comida y todas, rotu en mano, entre bocados y sorbos agroecológicos, dibujan mapas, conciencia, soluciones.
¿Cómo vamos a organizar el laboratorio?
Un desarrollo mínimo del laboratorio que planteamos prevé:
  • Un mapeo y estudio previo de experiencias agroecológicas locales.
  • Un aperitivo de análisis del modelo agrológico convencional (mapa mundial de alimentos kilométricos, estrategia de la gran distribución, impactos en el sur global…).
  • Una comida y sobremesa de análisis, mapeo, interacción de los agentes y experiencias del territorio y detección de debilidades.
  • Una comida y sobremesa de codiseño de estrategias de mejora de la infraestructura agroecológica, propuestas de solución de problemas detectados y de delineación de un compromiso de acción comunitaria.
  • Finalmente una presentación de resultados, una celebración donde asumiremos compromisos para llevar a cabo las acciones que hemos planteado.

¿Quién se sienta en la mesa?

La convocatoria está abierta a agentes agroecológicos del territorio (productoras, consumidoras organizadas, distribuidoras de circuito corto, entidades afines…). Se convocan también, cuchara en mano, a las vecinas interesadas y a las instituciones que quieran implementar acciones públicas que impacten en el modelo agroalimentario local.


Porque la comida no cae del cielo…

El viernes 8 de noviembre seguiremos pensando sobre cómo avanzar hacia sistemas alimentarios reterritorializados y agroecológicos.  Para ello, organizamos junto con el FGIAU+S, en el marco de la conferencia AESOP.SFP:

Mesa redonda ¿Quién planea la transición agroecológica frente a la emergencia climática?

Viernes 8 noviembre 17.00 a 18.30 en La Casa Encendida

El grupo de Agroecología, Urbanismo y Sistemas Alimentarios, del GIAU+S (UPM) y surcos urbanos organizan la Conferencia Internacional de AESOP-SFP. Las evidencias científicas confirman que nos acercamos a un punto de inflexión en el cambio climático, con una retroalimentación de los procesos que acelerarán el deterioro a escala global. Los sistemas alimentarios urbanos no solo contribuyen de manera importante al cambio climático, también son muy vulnerables ante el mismo. Vulnerabilidad que no es homogénea, es más acusada en áreas urbanas y comuniades en crisis y que han experimentado procesos de desposesión.

Con esta mesa redonda, reunimos investigación, instituciones locales e internacionales y movimientos sociales que trabajan en torno a la agroecología. Pretendemos explorar cómo se puede generar una visión común del sistema alimentario que necesitamos para responder a los retos de la emergencia climática. Exploramos si, desde sus respectivas perspectivas, los instrumentos y procesos de planificación pueden ser palancas de cambio hacia sistemas alimentarios territorializados, en los que se da una reorganización del sistema de producción y consumo de alimentos. ¿Es la resiliencia un concepto lo suficientemente fuerte para enfrentar la crisis ecológica o se necesita un enfoque más radical? ¿Estamos hablando de abordar la desigualdad en términos de poder y acceso recursos?

¿Buscamos resituar a la agricultura / sector primario en una posición central en la economía del norte?

¿Recolocar al mundo rural en una posición central en la planificación de alimentos?

¿Los planes se piensan para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, se dirigen hacia un urbanismo de la austeridad que integra a la ciudad en su biorregión?

¿Quién planea la transición agroecológica ante la emergencia climática?

Presenta y modera: Marian Simón Rojo, GIAU+S (UPM)

Emma Silipandri. FAO, Responsable del Punto Focal Escalar la Agroecología

Alberto Leboreiro Amaro. Subdirector General de Planificación Regional de la Comunidad de Madrid

Agustín Hernández Aja, Presidente Grupo de Trabajo Urbanismo Conferencia de Rectories Universidades Españolas-Sostenibilidad

Luis Velasco y Juan Carlos Liano de Madrid Agroecológico (y AUPA  y Trasiego)


¡A generar desobediencias… no sólo urbanas! XI Encuentro de Arquitecturas Colectivas en Málaga

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Cartel del XI encuentro de AACC  · arquitecturascolectivas.net

Hace dos semanas – del 13 al 16 de septiembre –  tuvo lugar el XI encuentro de la red Arquitecturas Colectivas en la ciudad de Málaga. Desde Surcos Urbanos tuvimos la oportunidad de estar allí, conocer los conflictos latentes en la ciudad de Málaga – y más allá de la misma –, caminar por sus calles y descubrir estudios y experiencias de carácter local, nacional e internacional vinculadas con la construcción colectiva del espacio y las resistencias a la mercantilización y especulación del mismo.

La Invisible fue la sede del encuentro. No podía ser de otra manera si estábamos en Málaga en un encuentro que versaba sobre Desobediencias Urbanas. Este centro social y cultural, que lleva más de 11 años de cultura libre y gestión ciudadana,  ha conseguido paralizar la orden de desalojo que el Ayuntamiento de Málaga emitió el pasado mes de julio. No hubiera sido posible sin la resistencia constante y el apoyo de numerosas personas, colectivos e instituciones. Sin duda un reflejo del trabajo que se ha realizado a lo largo de estos años.

Conflictos y desobediencias en ruta por la ciudad de Málaga

Para el sábado 14 nos tenían preparada una ruta que nos permitió conocer algunas de las pugnas  existentes en la ciudad así como las resistencias y luchas frente a las mismas. Vida de barrio, arte urbano, patrimonio, costa… todo está a la venta dentro de la ciudad-marca Málaga. ¿Cómo se resiste ante la continua mercantilización de los lugares que habitamos? Nos lo van contando por el camino.

Lagunillas no quiere ser centro

El recorrido comenzó en el barrio de Lagunillas, susceptible de convertirse en centro de la ciudad[1]. Los síntomas que nos lo indican son la mercantilización del arte urbano de sus calles -los grafitis-, la expansión de los pisos turísticos y la numerosa publicidad de inmobiliarias que alienta al vecindario a vender sus casas y comercios… y quien no vende puede tener la amenaza de verse expulsado. Eso le sucedió al bar de Enrique después de 40 años en el barrio, fue desahuciado por la extinción de los contratos de renta antigua para locales comerciales, una medida que cuya aplicación se había prorrogado hasta el 2015 para no perjudicar al pequeño comercio y que a partir de ese año comenzó a implementarse. Enrique se traslada cerca, gracias al apoyo familiar, que le va a permitir reanudar su actividad económica durante los escaños años que le quedan para jubilarse, pero imaginamos que no todas las actividades económicas afectadas por esta normativa tendrán la misma suerte.

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Plaza Esperanza en el barrio de Lagunillas.

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Grafiti en memoria de Miguel Ángel Chamorro en Plaza Esperanza, barrio de Lagunillas.

Lagunillas está respondiendo a esta invitación a centrificarse de diversas maneras, pero siempre con mucho arte. Asociaciones y vecinas han dado vida a dos solares que anteriormente servían como aparcamiento, bien mediante cesión municipal en Plaza Esperanza o su recuperación autogestionada en Victoria ¿de quién?[2].

Estos espacios han sido, desde que sacaron a los coches de en medio,  el lugar de actividades lúdicas, culturales y sociales, destacando por su relación con la temática de la ruta el ciclo de cortos ‘Lagunillas se defiende: luchas vecinales y gentrificación’, simultaneo con el Festival de Cine de Málaga y el pase de modelos barriales Más batas y menos corbatas como respuesta a la prohibición, en algunos establecimientos, de la entrada a personas que vistieran con ropa de casa.

Otro ejemplo de resistencia ha sido  la creación de Lagunillas por venir, asociación que aglutina a parte del vecindario creando redes de apoyo y articulándose para la defensa del barrio. Una de sus estrategias es hacer de anti-inmobiliaria,  poniendo en contacto a personas que quieren vender viviendas en el barrio y aquellas que quieran comprarlas para habitar en él. Otra, fue la respuesta ante la organización de una visita guiada por los grafitis de Lagunillas, que mercantilizaba el arte urbano realizado de manera gratuita y sin contar ni con las personas que lo habían realizado ni con las vecinas y vecinos[3] del barrio. La empresa que lo organizó no ha vuelto a publicitar una ruta similar.

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Barrio de Lagunillas. Solar Victoria ¿de quién?

Del arte urbano al ARTE y PATRIMONIO -con mayúsculas-

Salimos del barrio de Lagunillas, pasamos por el Mercado que quiso ser gourmet y se quedó en el intento, -con su espacio gastronómico vacío meses después de haberse reinventado– y llegamos a la Plaza de la Merced. Desde ésta y hasta el Museo de Málaga por la calle Alcazabilla nos encontramos a La Málaga Cultural, con esencias artísticas, arqueológicas y religiosas. Cultura, pero no como la de Lagunillas, aquí se pasa de la esencia barrial a esa identidad cultural que se convierte en ventaja competitiva en el mercado internacional de las ciudades[4], esa que genera la “ciudad marca” y que legitima, en nombre del turismo cultural – turismo del bueno, no como el de las personas que se dedican a hacer balconing  – la transformación de las ciudades. Y se lo han tomado en serio, ya que la ciudad cuenta con 37 museos, la mayor parte de ellos inaugurados en las dos últimas décadas[5].

La Plaza de la Merced, donde comienza esta parte de la ruta, bien podría renombrarse como Plaza Picasso. En ella y sus calles conlindantes encontramos una estatua al pintor, su casa natal y la Fundación Picasso. La figura del artista ha sido utilizada por Málaga para aumentar su capital simbólico en el mercado turístico global, como expuso el artista Rogelio López Cuenca el primer día del encuentro. Rogelio, en el proyecto Surviving Picasso / sobrevivir a Picasso-  estudia el fenómeno que él denomina como la piscassización de Málaga o la malagueñización de Picasso, y mostró en su instalación – exposición Ciudad Picasso.

De ahí recorrimos el centro por la calle Alcazabilla en dirección al mar y luego subiendo por la calle Marques de Larios. Caminando por la primera llegamos al Jardín Manuel Atencia García, principal núcleo de este eje cultural en cuyos contornos encontramos el Teatro Romano respaldado por La Alcazaba, la Plaza de la Judería, el Museo Picasso, dos Casas Hermandad que también hacen de museo y, cien metros más abajo, el Museo de Málaga – todo esto sin contar otros edificios patrimoniales, museos y espacios culturales a escasos metros del entorno inmediato-.

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Alcazaba y Teatro Romano. Vista desde C/ Alcazabilla · Raúl Ruiz

Diferente es el papel asignado a la calle Larios. Su atractivo pasa de La Málaga Cultural al centro comercial abierto ubicado en los bajos de edificios decimonónicos. Como en otras ciudades son, en esta gran vía malagueña peatonalizada en 2002, son las grandes multinacionales del textil quienes se han instalado tras la desaparición del comercio tradicional así como sus vecinas[6].

Estos espacios – calles, plazas, edificios… – del centro han sido reformados a raíz de la  Iniciativa Comunitaria Urban, que comenzó  en 1995 como proceso de recuperación y rehabilitación del Centro Histórico de la ciudad y ha proseguido hasta la actualidad; articulándose a través del planeamiento urbanístico con el Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PEPRI) del Centro de Málaga de 1990. Se partía de un centro histórico con gran parte del espacio público y edificios en malas condiciones, con una población que iba disminuyendo, envejecida y con altos niveles de vulnerabilidad social.

Más de dos décadas desde el comienzo de dicha transformación nos permiten ver las consecuencias que ha tenido este proceso, y como lo que para unas ha sido la recuperación de la ciudad y su imagen para otras ha sido la destrucción del Patrimonio Inmueble y el Paisaje Urbano del Centro Histórico así como la expulsión de sus habitantes.

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Imagen final del Cronomapa. bodrios-arquitectonicos-centro-malaga.blogspot.com

Relativo a la “conservación del Patrimonio Histórico”, la investigación documental, cartográfica y estadística del proceso de destrucción y expolio del Patrimonio Histórico del BIC Centro de Málaga Geografías del desastre nos arrojan los datos de las demoliciones de edificios históricos: durante la década de 1990 se demolieron 11 edificaciones anualmente, con una intensidad que duplicaban los años del Desarrollismo Dictatorial alcanzando, durante la década de los años 2000, una tasa de 20 edificaciones al año, sólo superada por las transformaciones urbanas decimonónicas basadas en criterios higienistas.[7] El ritmo de demolición desde los años 1957 – 2016 se puede ver en el siguiente cronomapa del expolio del BIC Centro Histórico de Málaga 1957-2016.

No fueron únicamente los edificios en el centro lo que se demolió en este proceso de renovación de la imagen de la ciudad. Muy cercano a éste – en la falda sur de La Alcazaba – se encontraba La Coracha[8], un barrio obrero de arquitectura vernácula andaluza que constituía un patrimonio cultural y arquitectónico característico.

La Coracha fue expropiada, demolida y sus habitantes expulsados en la década de 1990 tras 20 años de abandono por parte del gobierno municipal. En su lugar nos encontramos jardines, un itinerario de rampas y escalinatas y el túnel de La Alcazaba que conecta el centro con el puerto. Eso, y el único edificio que quedó en pie, convertido en museo, como un gran gesto simbólico – intencionado o no-: se derriban barrios enteros, esa parte del patrimonio que no nos interesa conservar, muchas veces obrera y empobrecida. Se borran las huellas del pasado y la historia cercana, cambiante, que se va produciendo en la cotidianeidad de la vida para establecer la nueva identidad de la ciudad basándola en pasados mucho más remotos y más mercantilizables, como retrotraerse a la época romana[9] o a un pintor que vivió 10 años en una ciudad de la que hizo poca referencia. Se crea así una imagen estática que, basándola en elementos icónicos, congela la ciudad, dificultando o imposibilitando construir ciudad sino es bajo el paradigma dominante.

El broche final de este proceso es que, una vez que se borran las huellas de la historia cabe la posibilidad que se reconstruyan, sólo como algo estético y estático, no importan las condiciones materiales que fueron necesarias para que algo así se construyera, nos sirve sólo la apariencia, la mera superficialidad en la que se genera la ficción de que consumimos lo auténtico. Una muestra: esta petición para la reconstrucción con exactitud del barrio de La Coracha.

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Barrio de La Coracha. Años 1970 (izquierda) y año 2011 (derecha) · todocoleccion.net y sientemalaga.wordpress.com

Si nos trasladamos exclusivamente al espacio público, mejoras como son la creación de espacios peatonales, que permiten otros usos en la ciudad y menores niveles contaminación atmosférica, son contrarrestadas por la privatización de calles y plazas tras el aumento de comercios enfocados hacia el ocio y el turismo: en el centro se encuentra el 40% de las terrazas autorizadas de toda la ciudad -400-[10] y era bastante agobiante caminar por el entorno de la plaza de la Judería y la calle Zegri, dónde sólo a vista de pájaro se puede apreciar la elevada ocupación que hacen los establecimientos en el espacio público.

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Plaza de la Judería y Calle Zegri · maps.google.es

Ante el conflicto que surge por los diferentes intereses entre las actividades vinculadas con el ocio y el turismo, y las personas que viven en el centro se debate, en el pleno municipal, que modelo de centro se quiere, para visitar o para vivir[11]. El sector hostelero lo tiene claro, quieren que el centro se declare como Zona de Gran Afluencia Turística y deje de considerarse zona residencial, quienes sobran son las vecinas[12].

Aunque no se haya conseguido el cambio de uso, se está dando de facto tras el proceso de renovación. No sólo se renuevan las calles, los edificios – o se demuelen y construyen otros – sino también la gente que vive en el barrio. Quizá más que renovada expulsada. Y es que, aunque uno de los objetivos del Plan Especial era frenar el proceso de pérdida de despoblación del Centro Histórico, este no se ha conseguido. A pesar de que a principios de la década de los 2000 disminuyó la tendencia de pérdida de población e incluso se aumentó ligeramente la población, desde 2005 hasta la actualidad han disminuido en un 15% los habitantes del barrio.

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Población en el Centro Histórico · Elaboración propia a partir de datosabiertos.malaga.eu (padrón de habitantes por barrio)

Mientras esto sucede decenas de licencias para apartamentos turísticos[13] fueron autorizadas por Urbanismo cada mes en el ejercicio pasado y continúa aumentando el precio de las viviendas – en el Centro Histórico se sitúan 7 de las 10 calles con el precio más caro de Málaga-[14].

Así en el Centro como en el Puerto

Aun así, en la ciudad construida no cabe todo, así que la ruta continuó hacia el puerto. Allí nos mostraron  los cambios que se habían llevado a cabo en los Muelles 1 y 2, por los que Málaga ha sido premiada el pasado mes de septiembre[15] por la  Asociación Internacional de Profesionales del Turismo, Skal Internacional Málaga- Costa del Sol. Uno de los cambios realizados ha sido la puesta en marcha de tres terminales de crucero, apostando así por uno de los segmentos turísticos más insostenibles[16].

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Proyecto de Hotel en el Dique de Levante · puertomalaga.com

Pero aún queda más pera seguir consolidando un modelo de desarrollo basando en el turismo y el consumo, concretamente los proyectos pendientes suman una inversión de casi 300 millones: un auditorio, una marina deportiva, comercios y/o oficinas en el Muelle Heredia y un hotel de 150 metros de altura en el Dique de Levante[17]. Una persona de la Plataforma Defendamos Nuestro Horizonte nos contó los motivos de su oposición a  la construcción de semejante rascacielos que precisa la modificación del planeamiento urbanístico ya que multiplica por 7 el actual límite de edificabilidad así como modificar el actual uso de equipamiento público que tiene la parcela. Desde la plataforma insisten en el gran impacto visual y los problemas de movilidad que este proyecto generaría y abogan por una planificación conjunta de los espacios portuarios y el uso público del mismo. Entre otras cosas continúa la recogida de firmas para paralizar este proyecto.

Quien dice Manhattan dice Málaga: Soho, el Barrio de las Artes

Después de una parada en La Invisible para comer y reponer fuerzas retomamos nuestra ruta hacia el Ensanche Heredia convertido, desde hace unos años en  Soho, el Barrio de las Artes – el nombre ya nos dice algo, el Soho effect (efecto Soho) se usa para definir a los procesos de gentrificación encabezados por el arte urbano-.

En una zona considerada degradada urbanísticamente, con numerosos locales vacíos y en la que se ejercía la prostitución se propone, bajo la legitimación de que la iniciativa surge de los propios malagueños[18] y de la participación ciudadana un nuevo distrito cultural de la mano de la regeneración urbanística – principalmente peatonalización de dos calles y creación de algunos espacios verdes y parques infantiles -, el apoyo al emprendimiento y la iniciativa estrella: el proyecto MAUS, Málaga Arte Urbano Soho. Todo un despliegue de medios para conformar un programa que abarcó diversas disciplinas artísticas y actividades, destacando por encima de todo el arte urbano, con renombrados artistas nacionales, internacionales y sobre todo, hombres – sólo hubo 1 mujer de las 17 personas /equipos de artistas que participaron-.

Una curiosidad acerca del mural de Obey, situado a la espalda del Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, fue la adaptación del diseño inicial Peace and Justice Woman, cambiando la palabra justicia por libertad; quizá por la condición indicada por Fernando Francés, director del CAC de Málaga y uno de los responsables del proyecto MAUS, de trabajar sobre valores positivos e ideas de renovación, ya sea la ecología, la paz, la esperanza o la ilusión[19]. Una de las críticas que han recibido este tipo de intervenciones, al igual que se hace con la arquitectura del no-lugar, es la de ir por el mundo aterrizando siempre ante una página en blanco, sin saber a dónde llegas ni para qué va a ser utilizado tu trabajo[20].

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Centro de Arte Contemporáneo de Málaga y grafitis realizados durante el proyecto MAUS – entre ellos Peace and Justice Woman – la versión malaguita – de Obey

Todo un impulso que va dando los frutos esperados: los establecimientos que se han ido abriendo en el barrio se orientan hacia la restauración, el turismo y los servicios que éste necesita. Un reciente artículo alaga cómo en el barrio conviven hoteles, apartamentos turísticos y viviendas en alquiler para turistas, la subida del precio de los locales – intuimos que también de las viviendas- y la diferencia del target – persona destinataria a la que pretende llegar un servicio o un producto- de los nuevos negocios: una cafetería-restaurante especializada en la venta de un gran surtido de cereales frente al sex-shop que había anteriormente.

Se atraen e incentivas unas actividades, vinculadas con el ocio, el turismo y con unas clases con mayor poder económico mientras se expulsan otras mediante el incremento de los precios o las ordenanzas y la presión policial como el caso de la prostitución. Lo que importa no es solucionar el conflicto – quizá entre vecinas y trabajadoras sexuales-, sino llevarlo a donde no pueda interferir con las ansias de acumulación de capital.

Más allá de la ciudad mercantilizada: ríos, solares, viviendas y centros sociales

¿Dónde tiene lugar la vida no mercantilizada? Al igual que en Lagunillas encontrábamos espacios donde otro tipo de relaciones y actividades tenían lugar, volvemos a encontrarlo en esta parte de la ciudad.

El río Guadalmedina, uno de los que atraviesa la ciudad, no lleva agua la mayor parte del año debido a las presas construidas para controlar sus avenidas. Esto ha posibilitado que se convierta en un espacio para el juego, el deporte y el ocio juvenil en la ciudad. Aquí se hace rap, skate, vóley, fútbol… usos que no encuentran lugar en la ciudad o que aquí se pueden realizar de manera más autónoma. El colectivo skate, cansado de que no les dejaran patinar en la Plaza de la Marina – situada en el Soho -, construyó sus propios módulos para poder hacerlo en el tramo del río que se encuentra hormigonado.

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Jóvenes jugando y módulos de skate en el río Guadalmedina

No sólo son los y las jóvenes a quienes les cuesta encontrar su espacio en la ciudad. La infancia no lo tiene mucho mejor: la media de zonas verdes por habitante en Málaga es de 7m² – siendo 10 el mínimo que recomienda la OMS- y su distribución en la ciudad es muy desigual. Ante la falta de espacios adecuados y suficientes, un grupo de madres y padres de La Goleta –al norte del centro histórico-  ha solicitado al ayuntamiento la cesión temporal de un solar que han llamado Las Gigantas mientras no se construyen las Viviendas de Protección Oficial planificadas. Más de 1000 m² en los que, según sus palabras, hay espacio para todo. Han presentado un proyecto, del que aún esperan respuesta, que incluye zonas deportivas, un huerto, un área para las mascotas y otra para la reunión vecinal.

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Un vecino nos explican el proyecto que han presentado para solicitar la cesión del solar Las Gigantas · Raúl Ruiz

Y como bien sabemos de sobra, al igual que se mercantiliza el espacio público y su valor social, otro tanto sucede con la vivienda. En un contexto de alza de los precios del alquiler, incremento de las viviendas destinadas a pisos turísticos, regulación en materia de vivienda hecha a medida de fondos de inversión, SOCIMIS y bancos,  y un raquítico parque público de vivienda  el cóctel está servido: el incremento del alquiler en Málaga el año pasado fue del 13%[21], uno de los mayores en las grandes ciudades del Estado, y este año de un 19,2% interanual[22]. Según el informe El  derecho  a  la vivienda  en  Málaga elaborado por el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Málaga, la causa más visible de este incremento, es el boom de las viviendas con fines turísticos (VFT). Según la plataforma Inside Airbnb 5670 eran las viviendas registradas en Airbnb el pasado agosto, situándose 2/3 de las mismas en el Centro (ver mapa).

Inside Airbnb

Viviendas y habitaciones registradas en Airbnb en agosto de 2018 · Elaboración propia a partir de insideairbnb.com · Se accede al mapa al pinchar en la imagen y se puede filtrar por barrio, tipo de alojamiento y precio.

Las personas con menos recursos son las más vulnerables ante el incremento de los alquileres. Incluso contando con ayudas para poder costearse un alquiler muchas no lo consiguieron por el estigma que va asociado a este tipo de prestaciones[23]. Se muestra así la ineficacia de las ayudas económicas en un mercado privado desregulado en cuanto a los precios del alquiler y regulado en la continua desprotección de las personas arrendatarias.

Nos adentramos en esta realidad visitando, junto con Alicia Sisterne, integrante de la PAH – Málaga,  un edificio de propiedad municipal en el que las personas pueden acceder un alquiler asequible. Al tratase de un edificio con viviendas adaptadas gran parte de las personas del edificio tienen algún tipo de discapacidad y son, en su mayoría mujeres. Dos de ellas nos contaron las dificultades de convivencia en contextos de elevada vulnerabilidad y situaciones vitales muy difíciles, pero también los apoyos que se daban en su día a día. Así mismo también han tenido que reclamar al ayuntamiento mejoras en el edificio por la falta de ventilación. Cuando acudimos tenían el patio y los pasillos y corralones preparados para el concurso de patios, por lo que ¡parecía todo un vergel!

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Visita a edificio de viviendas sociales en régimen de alquiler

Y para finalizar la ruta quedaba la última parada: La Casa Invisible, espacio desobediente en el corazón del centro de Málaga. Dimos un paseo por el edificio, no hubo mucho tiempo para hablar de 11 años de gestión de espacios comunes, de albergar redes y movimientos sociales, de fomentar pensamiento crítico, de experimentar cultural y vitalmente… 11 años de historia,  muy marcada actualmente por la cercana lucha contra la orden de desalojo que, con ayuda de muchas, consiguieron detener.

Hubo algo más tiempo de vivirla, de comer ahí, de charlar con gente, de respirar su ambiente… de sentir el cuidado y la acogida de las personas que se encargaban de la organización del encuentro. ¿Nos podemos permitir perder en nuestras ciudades, cada vez más mercantilizadas, espacios así? Como decía un artículo de una persona de La Invisible ante las amenazas de desalojo de diferentes centros sociales a lo largo del Estado, el derecho a la intervención en lo urbano y al disfrute expansivo de lo comunal, es decir, el derecho a la ciudad, no está siendo atacado por la ideología neoliberal por casualidad. Inocular el virus de la competencia social es más fácil sin espacios de apoyo mutuo y sin dispositivos radicalmente democráticos como los centros sociales[24]. No sólo La Invisible se queda… sino que son necesarios muchos más espacios en los que seamos capaces de construir prácticas y lógicas que rompan con el individualismo imperante y, sobre todo, nos necesitamos juntas ante un sistema que basa su sostenimiento en el ataque a la vida, a los territorios y a los cuerpos.

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Creando caminos. Nuevas rutas por trazar

El sábado, día después de la ruta, habría programada una Madeja de Casos y Herramientas para cuidar la ciudad desobediente, es decir, estudios, experiencias y herramientas para trazar rutas que nos permitan crear espacios diferentes a los que traza el capital en ciudades y territorios. Si hubiera que definir en una palabra las intervenciones que se localizaban en Málaga escogería Ecofeminismo.

Yolanda Romero, del grupo de investigación Turismo y Territorio de la Universidad de Málaga, nos presentó el proyecto de investigación Cretlit, Crisis y reestructuración de los espacios turísticos del litoral español. Realizó una descripción de la transformación del litoral vinculada al turismo y como se articulaban las narrativas de las resistencias a estos proyectos. Éstas tienen incorporada un paradigma de decrecimiento, desmitificando el desarrollo que se usa para legitimar los proyectos que además sienten impuestos “desde arriba” y, aún sin rechazar el turismo, abogan por su control y regulación.

Paloma España, nos habló de los cosmogramas, una herramienta – basada en Bruno Latour – mediante la construye la narrativa de una controversia a tavés de los y las distintas que involucradas, generando una construcción social compartida que también es plasmada espacialmente. A través de ésta herramienta extrae relatos de los conflictos socioambientales que se dan en la Unidad Ambiental de la Vega del Río Vélez en la Axarquia en situación de crisis hídrica por el cultivo de regadío de especies tropicales[25].

Ana García y Carmen Olmedo, de la coordinadora contra las agresiones machistas, nos contaron cómo se habían organizado para crear espacios a los que acudir las mujeres en caso de acoso o agresión durante la Feria de Málaga – denominados puntos morados en algunos lugares -. Quieren transformar un espacio hostil para las mujeres, en uno de resistencia feminista. Actualmente buscan crear un grupo de mujeres lo más amplio posible para cartografiar la ciudad, para espacializar aquellos lugares que consideren inseguros y generar sus propios mapas de manera colectiva y autogestionada.

Hacia las desobediencias urbanas ¿sólo?

Poco tiempo restó, tras conocer la ciudad – con sus conflictos y resistencias – y las diferentes experiencias –las citadas anteriormente y otras estatales e internacionales -, para pensar colectivamente en cómo seguir caminando hacia la ciudad desobediente, pero nos traemos de vuelta lo que hayamos aprehendido en Málaga.

Sin embargo… ¿podemos pensar una ciudad desobediente? o mejor dicho ¿la podemos pensar sola? Desde Surcos Urbanos nos es imposible. Las ciudades son, actualmente, las organizaciones socioespaciales más dependientes que históricamente hemos conocido. Su espacialidad, funcionamiento y organización y en consecuencia la de las personas que las habitan y visitan – que no es otra cosa que la espacialidad que necesita el actual sistema económico, social y político – implica tal cantidad de recursos y residuos que necesitamos apropiarnos y  desposeer otros territorios y otras vidas para poder construirlas y, posteriormente mantenerlas “en funcionamiento”, algo que ya se conoce como urbanización planetaria.

Y, si la ciudad no puede obedecer sola, tampoco podrá desobedecer -o en seguida encontraríamos los límites a esa desobediencia-. Una de las preguntas lanzadas durante un tiempo de asamblea fue ¿qué sector económico propondríamos alternativo al turismo? Difícil plantear la cuestión dentro de un sistema capitalista y neoliberal… digamos que con el cultivo de mangos en la vega del río Velez no les va mucho mejor y que cualquier sector económico bajo las reglas del capitalismo neoliberal tendrá sus daños colaterales … y es que, como diría Silvia Federici, el mundo entero necesita una sacudida.

¿Cómo sacudimos en momentos en los que parece que es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo? Como inspiración para ir abriendo grietas Rita Segato nos dice que el arraigo es el más grande obstáculo al proyecto histórico del capital. Frente al individualismo imperante que nos hace sentir el desapego como libertad – libertad de vínculos con las personas basada en una mayor dependencia con el mercado-, creemos arraigos y modos de vida que permitan que otras se arraiguen.  Llevémoslo a nuestras vidas fragmentadas, precarias y atomizadas, ¿qué arraigo tenemos con nuestras vecinas, con el barrio o la ciudad en la que vivimos? ¿Permite el modo en que nos alimentamos que otras personas generen arraigo en el territorio donde viven?

La ciudad desobediente necesitará de un territorio que también lo sea, ya que seguir ejerciendo relaciones de dominación  y expolio sobre los territorios que la sostienen – y las vidas de esos territorios – no es sino alimentar un sistema que tarde o temprano la acabará engullendo. Necesitamos espacios donde poder tejer vínculos y sustentar nuestras vidas, centros sociales como La Invisible, espacios como el que pretende el proyecto de Las Gigantas, viviendas sociales y comunitarias, lugares donde las personas tengan autonomía para el uso y gestión como sucede en el río Guadalmedina… y economías localizadas, vínculos en relaciones de apoyo mutuo con el territorio próximo, con sus gentes, porque nos necesitamos para sotenernos.

Se decía en la puesta en común que Málaga no existiría sin el valle del Guadalhorce. Una frase con reminiscencias de pasado que quizá haya que volver a hacerla presente. Si hay algo que hace que La Invisible continúe es el arraigo que ha generado a lo largo de estos 11 años.

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La Casa Invisible


[1]Centro de la ciudad entendido, tal y como se describe en el artículo Barrial Geographic Tecnecología y parodia en las prácticas de resistencia a la gentrificación del barrio de Lagunillas, como un dispositivo capitalista expansivo y móvil que se desplaza al compás de la curiosidad turística y de las reformas urbanísticas e intereses especulativos que la acompañan. (ver : http://eipcp.net/transversal/0318/ruiz/es)
[2]El nombre Victoria ¿de quién? responde, por un lado, a la negación que se dio a los movimientos feministas cuando solicitaron la cesión del edificio que había previamente en el solar para la Asociación Victoria Kent y, por otro al cuestionamiento de la cercana calle Victoria, que hace referencia a la Reconquista
[3] https://youtu.be/1J8htkeH3m8
[4] Rodríguez Medela, Juan y Óscar Salguero (2013). Ciudad Capitalista y conflicto. Movimientos sociales urbanos en Andalucía.
[5]https://www.elsaltodiario.com/arte/cuadro-cambia-firma-carmen-thyssen-malaga-otras-raras-historias-museos-ciudad-picasso
[6]https://www.elconfidencial.com/multimedia/album/espana/andalucia/2017-02-19/calle-larios-vecinos-malaga-comercial_1334467#0
[7]http://bodrios-arquitectonicos-centro-malaga.blogspot.com/2011/06/geografias-del-desastre.html
[8] Si bien La Coracha no formó parte de la ruta desobediente, sí de los recorridos desde donde me hospedaron hasta la invisible, lo que me dio la oportunidad de que me contaran su historia.
[9] Un proceso muy similar al acaecido en Málaga nos lo encontramos en la también mediterránea ciudad de Cartagena -marca Puerto de Culturas-, que a la vez que ha recuperado y potenciado su patrimonio arqueológico vinculado a su historia romana demolió tres barrios – Barrio Universitario, Montesacro y en el Molinete- situados en el centro histórico de la ciudad.
[10] https://gentecorriente.net/blog/2017/04/10/la-gentrificacion-y-sus-efectos-en-malaga/
[11] https://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2018/02/23/batalla-modelo-centro/988864.html
[12]https://www.diariosur.es/malaga-capital/201701/18/hosteleros-exigen-centro-malaga-20170118222048.html
[13]https://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2017/04/29/centro-malaga-vive-boom-economico/926952.html
[14]https://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2018/08/13/encarecimiento-vivienda-centro-traslada-zonas/1026415.html
[15] https://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2018/09/11/puerto-malaga-galardonado-labor-turistica/1032556.html
[16] http://www.albasud.org/blog/es/355/lo-que-hunden-mientras-flotan
[17] https://www.puertomalaga.com/es/proyectos_iniciativa/proyecto-hotel-dique-levante/
[18] Vídeo Ciudad Creativa, Soho. https://youtu.be/4GCDMn2r_Do
[19] https://www.homines.com/noticias/20131117.htm
[20] https://www.diagonalperiodico.net/culturas/22360-arte-tiene-disolverse-cuando-haga-falta.html
[21]http://www.elmundo.es/andalucia/2018/07/12/5b47964322601db5318b46af.html; https://www.diariosur.es/malaga-capital/carestia-alquiler-agrava-20180611220921-nt.html
[22] https://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2018/09/24/escalada-vivienda-torna-pesadilla-familias/1035318.html
[23] https://www.diariosur.es/malaga-capital/201703/14/alquiler-20170313220746.html
[24] https://www.elsaltodiario.com/palabras-en-movimiento/sin-centros-sociales-no-hay-democracia
[25] https://www.lavanguardia.com/local/sevilla/20170605/423211166407/ecologistas-denuncian-la-expansion-de-la-burbuja-del-mango-en-la-axarquia.html

 


El consumo desde lo colectivo, en clave de sostenibilidad

blogConsumoColectivoParticipar en grupos de consumo, en huertos comunitarios, en proyectos de agroecología ¿nos hace más sostenibles?
Con esta pregunta rondándonos la cabeza iniciamos hace dos años largos un estudio sobre cómo esos proyectos cambian nuestra manera de consumir y de participar en la comunidad. Nuestra propia experiencia nos mostraba que lo que a veces empieza casi como una casualidad, acaba llevándonos a implicarnos en la vida del barrio, comer menos carne, ir más en bici… Así que lanzamos un breve cuestionario para contrastar si lo que es una percepción habitual, podía quedar respaldada con datos y llegado el caso, reforzar las reivindicaciones en favor de este tipo de alternativas.

El cuestionario tuvo muy buena acogida, procesamos las respuestas y le dimos forma de artículo para compartir con participantes y personas interesadas. El artículo se publicó en la Revista Soberanía Alimentaria, con gran alegría por nuestra parte, por ser una revista referente para nosotras.

El artículo “El consumo desde lo colectivo. Lectura en clave de sostenibilidad” se puede descargar aquí
Viene a decir que “Formar parte de iniciativas agroecológicas como grupos de consumo autogestionados y huertos comunitarios induce cambios en los modos de vida, los patrones de consumo y la dieta. Quienes entran a participar lo hacen siendo conscientes, al menos parcialmente, de los problemas sociales y ambientales asociados a los sistemas de alimentación global. Implicarse en proyectos de alterconsumismo y huertos comunitarios refuerza esa conciencia, la amplía a otros campos y les permite sentirse partícipes de la construcción de alternativas desde lo colectivo”. Leer más

En los tiempos actuales, en los que se están cuestionando los límites de los grupos de consumo y se habala de desactivación social en los huertos… el reto de salir de nuestro espacio de confort y lograr un equilibrio que merezca la pena, que extienda modelos alterconsumistas sin perder esencia transformadora, sigue ahí.


Tizas para reconquistar el espacio público. El poder del mural colectivo

colectivo

Fig. 1 Momento de la pintura colectiva con tizas en el asfalto. Foto SurcosUrbanos

Otra manera de usar la calle

Esta historia empieza con un grupillo de espíritus inquietos que, desde la plataforma MadridAgroecológico, andamos dándole vueltas a cómo hablar de soberanía alimentaria y conseguir que nos escuchen. Y con ese grupillo y con la oportunidad que nos brindaba la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente en el Paseo del Prado, de Madrid, nos vimos envueltas en una estupenda jornada festiva. Por unas horas el asfalto a los pies de la estatua de Velázquez se convirtió en un mural reivindicativo de “Lo que esconde la comida“.
Nuestra aportación tomó forma de pintura colectiva con tizas en el asfalto. No es casualidad que una imagen de un niño pintando con tizas en la calle presida este blog. Sigue leyendo